Capítulo 2

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—¡Tío Luke! —saludó la muchacha con emoción, lanzándose a los brazos de su recién conocido tío Luke, el hermano menor de su padre.

—Pequeña Anne, qué alegría saber que por fin llegas. Tu viaje me tenía con el alma en un hilo, ya habrás notado lo fuertes que son los vientos en agosto por estas regiones y además está el asunto de los piratas —dijo el hombre bajando la voz en la última palabra.

La chica se estremeció un poco.

Si bien era cierto que era jamaiquina y que Port Royal era el centro de operaciones de los bucaneros, también era cierto que nada le daba más miedo que esos bárbaros salvajes. Además, sabía que había piratas más sanguinarios que otros, como por ejemplo los españoles, acérrimos enemigos de los ingleses. Afortunadamente solo los había visto de lejos y su viaje había sido muy tranquilo.

Ahora estaba en el muelle, acababa de bajar de la nave en la que había viajado en compañía de una pareja mayor que venía a visitar a una de sus hijas. Estaba contenta de haber llegado por fin para estar con sus parientes. Conocía al tío Luke solo por referencia y diversas cartas, porque ni él ni su familia habían ido a Jamaica y ni ella ni su padre habían visitado Henrietta.

—A Dios gracias ya estoy aquí, tío. Mi padre te manda saludar mucho. ¿Dónde está Lilianne? Quiero conocerla —dijo la muchacha ansiosa hablando de su prima.

—Se quedó preparando tu recibimiento. Ya habrá tiempo para todo, muchacha. Vamos a casa.

La embarcación había llegado hacía poco proveniente de Jamaica. Los baúles ya estaban abajo y un criado los cargó en el pequeño carruaje que comenzó a andar hacia las tierras del hombre.

Anne Thorton había llegado a Henrietta a pasar una temporada con su tío Luke y su prima Lilianne por consejo de su padre.

Cuando Anne nació, su madre murió, y su padre nunca se había vuelto a casar. Había crecido acompañada por una nana amorosa que había hecho el papel de madre hasta hacía unos meses cuando había muerto repentinamente. Anne había quedado muy triste, entonces John, su padre, supuso que pasar un tiempo lejos de casa en compañía de su prima, de la misma edad, la reconfortaría. Así que envió una carta a su hermano para saber si podía recibir a la chica y este había admitido encantado, pues compartía la opinión de a que Lilianne, también huérfana de madre, le sentaría bien tener una compañía.

Anne miraba por la ventana disfrutando los bellos paisajes. Todo era distinto a Jamaica. El mar era más cristalino, el sol parecía brillar con mayor esplendor. Qué tontería, quizás era la impresión de una nueva tierra que se presentaba ante ella atrayente y mágica.

—Qué lindo lugar, tío —dijo la muchacha entusiasmada.

—Me agrada que te guste —dijo el hombre—. Pasarás una buena temporada con nosotros.

—Así es, aunque me da pena con papá —dijo ella recordando con algo de melancolía al hombre que se había quedado solo en Jamaica.

—No te aflijas —expresó su tío tomándole la mano al ver su congoja—. Quizás nos dé la sorpresa y llegue aquí. Hace tanto que no lo veo, que quisiera con todas mis fuerzas que viniera para volver a abrazarlo.

John y Luke Thorton eran ingleses. Habían nacido en Liverpool en el seno de una familia muy pobre y numerosa. John y Luke habían tenido una amistad muy especial desde niños y en la adolescencia, después de trabajar juntos en el puerto, se habían hecho a la mar. En algún momento cada uno tomó un rumbo distinto: John había buscado un futuro en Jamaica mientras que Luke había preferido irse a un lugar más tranquilo como Henrietta; a pesar de ello su relación nunca cambió, siempre permanecieron en contacto.

Prisionera del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora