Llamadas

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Suena el teléfono.
-¿Quién podrá ser?
Piensa la ama de casa.
Un poco molesta por la interrupción.
Contesta.
-¿Aló?,  residencia Bonyerer.
Espera sin obtener respuesta.
Solo un sonido.
El sonido absoluto del silencio.
Corta la llamada.
-¿Quién era?.
Pregunta el jardinero.
-No lo se, es la típica llamada, no responde nadie.
Se sientan.
Toman té mientras cuentan los asientos vacíos, recordando con nostalgia la presencia de quien fue una vez su compañera de trabajo.
Aquella era un mujer fantástica, deslumbrante ante los ojos del que la mirara, su tés dorada, sus ojos color caramelo, su pelo rubio natural. Hasta la flor más bella sentía envidia de una mujer tan hermosa.
Lastimosamente su gusto en hombres no era el mejor, eligió a uno que apagó su sonrisa y que pronto apagaría su vida.
Aquel trágico día pelearon como de costumbre, era ya su rutina, él la dejó, dijo que ya no podría soportar ninguna pelea más, que ya no podría seguir viviendo si ella estaba presente, le destrozo el corazón, él con la intención de jamás volver a poner un pie en lo que había sido alguna vez su hogar, se marchó.
Y ella con el corazón en la boca, con la mente nublada sin poder pensar en alguien o algo, sintiendo nada más que impotencia, llegó de la nada una idea descarriada a su mente, ella solo actuó, no lo pensó y sin nada más que decir, se suicido.
-Julia.
Musitaron al compás.
Se hallaron en la sorpresa de que pensaban en lo mismo.
Y surgió una idea, tal vez una idea loca y fugaz, quizás Edmund no sabía que Julia había muerto esa tarde, esa tarde que egoístamente decidió irse. Quizás él llamaba a la mansión esperando que Julia contestara, seguramente para decirle que había cambiado, que ahora sería bueno, que podrían estar juntos por siempre,
se asustaron de lo lejos que iban sus ideas.
Se detuvieron.
terminaron su té.
Próximamente terminaron sus quehaceres
Hasta que...
Sonó el teléfono
Ring ring...

-¿Aló?

Historias que no son del todo historias...Where stories live. Discover now