Tu y yo tenemos una gran historia. Historia que escribimos juntos una noche a la luz de las estrellas. Que nuestras disputas tontas se dedicaban a borrar. Que luego juntos volvíamos a escribir con más amor del que yo creía posible. Una historia preciosa, casi tanto como tú. Pero como mi padre me explicó, la vida es dura y no ofrece finales felices ni bonitos la mayoría de las veces, pero en esta ocasión teníamos una oportunidad para luchar por ella. Pero tu fuiste un cobarde. Y yo sola no podía luchar por los dos. Ahí se quedo la bonita historia de amor que escribimos una noche y en la que yo puse todas mis tontas esperanzas. Ahí, también quedo una parte de mi, una que nunca más volveré a recuperar. Deberías estar satisfecho, porque esa parte te pertenece.
Con todo el amor posible que puede dar un alma rota.