Final

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DongJu despierta al escuchar su teléfono y lo arroja al montón de ropa sucia que está frente a la puerta de su baño, no se quiere levantar, no quiere ir a la escuela, no quiere respirar en general.

Cinco minutos después de arrojar su teléfono la alarma volvió a sonar y se lamentó por haberlo arrojado porque ahora tiene que levantarse para apagar ese aparato del demonio.

Al final logró vencer la pereza y se levanta de la cama para apagar la alarma por segunda ocasión, no recuerda casi nada de lo que hizo la noche anterior y es una de las razones por las que no suele beber mucho.

Toma una ducha rápida y sale de su recamara ya vestido, no tiene ganas ni de preparar el desayuno, está cansado y no está acostumbrado para nada a la resaca.

Al llegar a la sala se extrañó de ver todo muy limpio, si hay algo que recuerda es que estaba jugando a atinarle al blanco- o sea a un cuadro que está en su pared- con todo lo que tenía a la mano incluyendo comida, vasos, etcétera.

Pero ahora todo está impecable.

-Buenos días.

-¡Ay por Dios!- grita alarmado al escuchar el saludo detrás de él y sigue gritando sin voltear- ¡Llévate lo que quieras, no me hagas nada!

-DongJu...

-¿Cómo sabes mi nombre?- pregunta girando encontrándose con el más alto que lo mira divertido mientras sostiene un vaso entrenador con un líquido burbujeante dentro- tómalo todo, disculpa que te lo de en este vaso pero parece que ayer te enojaste con todos los demás y los rompiste, solo te quedaron dos tazas y este vaso para niños que ni siquiera sé porque tienes.

-Gra-gracias- agradeció sosteniendo la bebida y bebiendo todo de golpe.

-Espero que te ayude, es lo que tomo cuando tengo una mala noche y se ve que tuviste una de esas- dice yendo a la cocina pero se detiene al ver que el otro no lo sigue- vamos, se te hará tarde.

El dueño de la casa asintió y lo sigue extrañado de la situación, no recuerda cómo es que su compañero llegó ahí.

Al sentarse en la barra, el mayor dejó frente a él una taza de café y unos huevos con especias que encontró y lo acompañó con una taza de café también sentándose a lado de él.

El menor se limitó a agradecer en un susurró y comenzó a comer, no tiene mucho apetito pero se siente agradecido de que el contrario se preocupe por él, o así se sentía hasta qué recordó la razón por la que se embriagó y al momento se ruborizó agachando la mirada.

-Dong, ¿Sucede algo?- pregunta Leedo al ver que dejó de comer- ¿No te gustó?

-No es eso, es que. Cielos, esto es vergonzoso- admitió sin poder darle la mirada- ¿Puedo preguntar algunas cosas?

-Claro.

-¿Yo te llamé?

-No.

-¿Fui a buscarte o algo vergonzoso y tuviste que traerme a casa después de armar un escándalo en medio de la calle?

-No- volvió a negar intentando no reír.

-¿Entonces? ¿Cómo llegaste?

-Como no fuiste a trabajar me preocupé por ti, jamás había visto que faltaras- contestó acercando su silla a la del menor- de verdad eres otro cuando bebes.

-Lo sé, por eso no acostumbro hacerlo, ¿Te hice algo o te hice sentir incomodo?- pregunta alejándose pero se detiene al sentir la mano del otro sobre la suya.

-No, no dijiste hiciste ni dijiste nada incorrecto- tranquilizó volviendo a acercarse, tomó la barbilla del rostro del contrario para que levante la mirada y le regaló una sonrisa que logró calmarlo aún más- pero ya desayuna, es tarde.

Una noche (LeeOn) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora