Con ese traje blanco sucio, manchado de vino, ademas mojado por la repentina lluvia, con los ojos un tanto rojos del tiempo en el que había estado llorando.
Todavía seguía llorando en esa estación de servicio, viendo como llegaban autos a llenar el tanque de gasolina. Sintió como llegaba alguien que hablaba por teléfono pero al parecer los sollozos de Seokjin le molestaban
—Si, si mamá... espera— tapo la bocina de su teléfono —¿¡Quieres ir a llorar a otro lado!?
—¿Disculpa? Lárgate a hablar a otro lado
—No, solo aquí hay señal y tu para llorar no necesitas buena recepción, shushu— le hizo una seña con la mano.
Pero Jin solo ignoro al pelinegro
—Estas sordo? Sabes que....— volvió a su llamada—Mamá te llamo más tarde.— colgó—Dime que te pasa, así dejas de llorar y yo puedo hablarle a mi vieja y enferma madre.
—Y porque querría contarle mis problemas a un desconocido?
—Porque te aseguro que no tienes a nadie más para contárselo, porque ya se lo habrías contado a alguien y no estarías en una gasolinera en medio de la nada, hablando con un desconocido.
—Si bueno, ¿tu que haces en medio de la nada?
—Trabajo en la tienda— subió los hombros sin darle importancia
—Bueno, para empezar....
