El camino a la otra vida

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Abrí mis ojos. Para mi sorpresa ya no estaba en la playa de Numazu junto con You; sino que me encontraba en un campo lleno de flores. Se parecía mucho el lugar donde había ido cuando morí hace años.

- O- ¿Otra vez estoy aquí? - me pregunto extrañada mientras me levantaba -. 

- Chika Takami, tu tiempo ha terminado - me dice una voz que venía de la nada -.

- *respiro* L- Lo sé, estoy consciente de lo que me espera...

- Eres sin duda una persona sin precedentes... Has muerte no una, sino dos veces por amor - habla con un tono sereno pero serio -. Y por si fuera poco, ambas veces por la misma chica

- No podía evitarlo. A- amó a You... En verdad lo hago *suspiro* Así que no importa cuantas veces tenga que morir, siempre y cuando la pueda ver... Una vez más

- Hmm... ¿Hasta donde llegarán los límites de tu amor por aquella chica?

- No los hay, simplemente quiero que ella sea feliz. Así es como demuestro lo mucho que la amo

- ¿Y qué queda de ese "amor" ahora que te has ido para siempre?

- M- me queda... - digo cerrando mis ojos solo para recordar su rostro una vez más -. Me queda la esperanza de que ella encontrará a alguien más... De que me olvide y así ella sea feliz con otra persona

- ¿Tanto la amas como para pedir que ella olvide todo sobre ti, solo para alcanzar su alegría?

- A- así es... Es mi única petición antes de irme para siempre

- Hmm... Eres audaz al pedir algo así, pero aceptaré tu solicitud

En ese instante una fuerte y brillante luz de color amarillo apareció en el cielo; como un fugaz rayo que se dispersó entre las nubes.

- Ya está... - me responde aquella voz -. Ahora mismo aquella chica no recuerda nada sobre ti. Ni ella, ni las personas que alguna vez te conocieron...

- *sollozo* E- es lo mejor... - digo feliz al saber que You ya no sufrirá; pero aún así con un amargo sentimiento en mi corazón -. Entonces... ¿Ya es hora?

- Así es... - dice haciendo aparecer una especie de portal de luz frente a mi -. Ahí está, la puerta del camino a la otra vida; ya sabes lo que tienes que hacer ¿No es verdad?

- *tragar* Lo sé - contesto dando pasos lentos hacia aquel lugar -. 

- ¿Tienes miedo, Chika?

- *sonrisa* No... Por que al menos ahora se que You está bien y que sobre todo, será feliz... - digo comenzando a entrar -. Y con eso... *sollozo* *risita* Con eso me basta para ser feliz también...

- En verdad eres una joven sin igual - dice en una voz muy baja, al punto de que las últimas palabras que dijo, ya no las pude escuchar -. Solo por eso la puerta tendrá una salida distinta para ti... Después de todo, que alguien desaparezca del cielo... No quiere decir que deje de existir...

Para cuando crucé aquel portal, me desmayé; como si de repente hubiese muerto en verdad. Pero a diferencia de lo que esperaba, luego de un par de segundos - o al menos, así lo sentí yo -, desperté sobre un lugar desconocido para mi. Era una especie de sendero boscoso, rodeado de nieve y árboles de hojas blancas. Al respirar podía notar mis aliento en el aire.

- Así que... ¿Este es el camino a la otra vida? - me pregunto mientras me ponía de pie, pero al hacerlo algo extraño me ocurrió. Una sensación nostálgica que apenas lograba recordar -. A- Augh... - me quejo mientras veía que mi rodilla tenía un raspón; uno que al parecer me hice al llegar aquí -. *risita* Du- duele... *sollozo*

No había sentido algo así desde que había muerto hace años; por lo que, el sentirlo ahora me hizo feliz de cierto modo. 

- Pu- puedo sentir... *sollozo* Supongo... Que es una recompensa antes de irme para siempre - digo comenzando a caminar por aquel sendero; mientras me abrazaba con fuerza para tratar de controlar el frío -. E- es casi como estuviese viva. Quizás, es un pequeño regalo de despedida...

Y así, seguí caminando por aquel sendero que parecía no tener fin. Perdí completamente la noción del tiempo, ¿Cuánto había llevado caminando? ¿Una hora? ¿Dos, quizás? No lo sabía, pero no sentía cansancio; sino que sorpresivamente me sentía muy tranquila y de vez en cuando, al momento en que parecía como si mis fuerzas fuesen a abandonarme, solo necesitaba pensar en You y de ese modo me recomponía por completo.

Para cuando ya caminé demasiado, finalmente llegué al final de aquel sendero que creí eterno. El mismo no era otra puerta, otro portal y ni nada; sino que se trataba de un barranco con una luz muy brillante al fondo. Al parecer, no tenía ningún fin o al menos, no uno que pudiese ser capaz de distinguir con mis ojos.

- Así que... ¿Aquí termina todo? - me pregunto mientras veía el enorme barranco -. *respiro* Supongo, que ya no hay vuelta atrás después de todo...

Ya completamente segura de lo que debía hacer, comencé a dar pequeños pasos al frente; hasta quedar completamente al borde del mismo. 

- *tragar* Solo... Solo debo saltar... - no podía evitar estar asustada; tenía miedo de lo que me esperaba al otro lado; o si tan siquiera había otro lado. Pero estaba aún más asustada por otra cosa -. Comienzo a pensar... Que quizás la gente ahora esté mejor sin recordarme... Tal vez todo esto haya sido para bien *sollozo* Aunque quisiera ver si lo que pienso es cierto

En ese segundo, como si mis pensamientos hubiesen sido escuchados; una especie de nube apareció frente a mi, mostrándome en ella lo que estaba ocurriendo en Numazu. 

Allí lo vi, todo lo que había pedido y estaba esperando. Riko había comenzado a salir con una chica de cabello violeta que no lograba reconocer. Mi madre, mi padre y mis dos hermanas estaban muy felices y habían vuelto a la playa; donde pusieron una posada que al perecer iba muy bien. Y finalmente You, al parecer estaba con Sarah; caminando juntas con Leah por la orilla del mar, con una hermosa sonrisa en sus rostros. 

Al verlas a todas, comencé a llorar inevitablemente; pero no de tristeza, sino de felicidad. Puesto que ahora sabía que el haberme ido y que todas se olvidasen de mi, realmente fue para bien.

- *sollozo* Ahora que todo se ha arreglado... Finalmente me puedo ir *risita* - digo dando el paso definitivo y comenzando a caer en el barranco -. *sollozo* Las extrañaré a todas...

Y así, sentí como el viento recorría mi cuerpo y mis lágrimas se secaban por el mismo aire. Al principio comencé a ver como aquella luz al fondo, se iba haciendo más grande; hasta que finalmente todo a mi alrededor estaba en blanco. De repente me sentí en paz, y luego de eso...

...Ya no sentí nada más...


**Espera el capítulo final el día de mañana**


Angelic AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora