Que toda la bendición caiga sobre mi y todo pecado sea concluido para poder entrar en el Reino de los cielos.
En el nombre del padre, amén.
Bendito sea mi señor.
• Two shot.
• Lenguaje sexual explícito.
• Temas delicados.
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Advertencia, capítulo con contenido sexual.
"Cuando Dios soluciona problemas, tiene fé en las habilidades de sus apóstoles. Cuando no resuelve algún problema, es porque Él tiene fe en su capacidades"
•••
Ya había pasado un mes desde aquello.
Era toda una vida al cristianismo, toda una vida en la que entregó creyendo todo a la iglesia católica para poder vivir reconfortada, libre de agonía, que la haría sentir llena, feliz, realizada.
Creía despavorida que estaba salvada.
Fué ingenua.
Todo rastro de pureza en ella misma fue arrebatado cuando vió el cuerpo desnudo del padre, todo se fue al infierno cuando lo conoció a él, a Eren Jaeger, que no hizo más que jugar con su pensar.
Por más que quisiera evitar lo obvio, que intentara tomar por alto lo innegable, los sueños ya eran muy obvios, sus deseos se volvían cada vez más exigentes, sus grises ojos cada vez más la traicionaban y su cuerpo se dejaba llevar más por el recuerdo de su cuerpo desnudo y húmedo, sintiéndose viva con la simple idea de tenerlo con ella mirándole con esas esmeraldas voraces.
Lloraba.
Negaba, negaba y negaba, se persignó incontables de veces ante las palabras de su Dios, encerrada en su habitación con la pesadez de caer al borde de la pasión en noches sombrías bajo el mismo techo que su familia. Se sentía sucia. Realmente le pedía a Dios que aquella tentación vestida de angel no le hiciera cometer locura, que aquel hombre no fuera más atrayente después de días en tortura para evitarlo.
Todo se vio burlado una hora después, eran las 11:10pm cuando permitió que el frío de la noche le cubriera y fuera la luna su lumbar para poder llevar a pasos temeroso a la capilla, siendo la noche llena de estrellas quien hacía sobre si misma y le diera la voluntad de seguir sus deseos. Caminó con temor, con los nervios siendo parte de ella, al detenerse en la entrada de la iglesia, sacó de su vestimenta negra que traía como costumbre siempre cargar cuando iba ahí, sus llaves para poder abrir de la misma, siendo la luz suave de las lámparas del interior quienes le dieron la bienvenida junto al rechinar de la enorme puerta de madera, alertando sus sentidos.
Con el arrepentimiento de llegar hasta allí, miró por unos segundos el interior antes de adentrarse y cerrar a sus espaldas la madera, dejando que sus grises observarán el limpio lugar para poder ver de frente aquella cruz con su salvador, también como los diversos asientos y la zona en la que se solía dar la misa. Sobre las paredes colgaban algunos cuadros pintados por los jóvenes del pueblo, también escritos a Dios como diversas cruces donadas de madera negra. A una esquina de la capilla, estaba la tumba del señor, como también la viva imagen de la virgen María llorando a su único hijo.
