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¿Es esta la vida real?

¿Es esto solo una fantasía?

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Él está ahí, y en mi cabeza nada más hay un solo pensamiento....

¿Qué tan retrasado me veo?

Había arruinado mi primera impresión, aunque creo que eso lo había conseguido ya, cuando Bakugō me dejó toda morada la mejilla por el simple hecho de haber tropezado con él.

Pero esto, esto es diferente. Es decir, era mi oportunidad de hablar con él y pedirle su amistad, tenía en charola de plata la situación....Pero mi cerebro no coordinó con el "destino".

—...¿Y..?— me pregunta con una sonrisa de confusión pero divertida por lo ridículo del momento.

Yo en cambio, no podía pronunciar palabra alguna, maldito sea el momento en que mi glándula sociable no se desarrolló como debía. Lo más seguro era que él me creyera un idiota, eso lo daba por hecho.

—Emm...Se..Se te ha caído...esto..— le entregué una goma de borrar que yacía en mis manos, él la tomó sin dejar de sonreír casi de manera graciosa con sus cejas fruncidas, juraba que sus labios se ensanchaban cada vez más dejando ver sus perlados dientes al momento de empezar a negar divertido.

—Pero...esto es tuyo, no mío..— ¡Matame Katsuki! sería el próximo libro que le quitaría el lugar a ¡Tragame tierra!..necesitaba una manera rápida para decertar de esa misión, ¿quien fué él que dijo que hacer amigos era fácil? Me gustaría estampar mi enciclopedia en su rostro.

—Ah...Sí verdad?— y heme ahí, como si me gustara hacer el ridículo. Me devolvió la goma y yo la recibí de vuelta sin abandonar mi expresión avergonzada justo como mi sonrisa curvada en pena propia.

Le ví ladear su cabeza como si esperara algo más, yo solamente deseaba desaparecer, ser como una avestruz y hundir mi cabeza hasta el centro de la tierra. Sus ojos eran demasiado inquisitivos, parecían tratar de escudriñar mis intenciones, que no eran malas, quizá por eso pareció relajarse posteriormente.

—Kaminari Denki— se presentó, me extiende su mano y sin dar crédito ni corto ni perezoso le devuelvo el saludo.

—Kirishima Eijirō- le respondo, a lo que Kaminari parece conformista, retira cuidadosamente su mano y sujetando las correas de su bolso escolar, empieza a caminar.

—Gusto en conocerte, si alguna vez sí se me cae mi goma, espero seas quien la encuentre— no estuvo tan mal, fue lo que pensé, más una vez su silueta desapareció a la distancia, estaba que saltaba sobre un pie, y lo hubiera hecho de haber sido por...

El valle de las luciérnagas _ [Kirikami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora