Moth

Quizás un sueño

Un gran escalofrío me recorrió todo el cuerpo e inmediatamente me desmayé.

Al abrir los ojos noté que algo raro estaba pasando, miré mi habitación detenidamente, todo estaba cambiado, era mi habitación, pero no como yo la recordaba.
Tarde unos minutos en incorporarme, pero tansolo hacerlo tuve la sensación de que volvería a caer, al ver que mi cuerpo había crecido. Por cuánto tiempo me había desmayado?

En mi cabeza no hacían mas que entrar y entrar más preguntas.
Salí de mi habitación y me dirijo sin pensarlo al pequeño calendario que había colgando en un gancho de nuestra cocina.
¡¿5 años?!
Esto no podía estar pasando...
Seguramente me encontraba dormida y eso era namás y tan solo namás un sueño.
Por lo que decidí explorar. Como en algún momento me iba a despertar..¿Porque no investigar sobre mi subconsciente?

Inmediatamente pensé en aquel diario, el qual no había cambiado en absoluto. Instantes después se me pasó por la cabeza... Si esto es un sueño.. estonces podré volver a ver a aquel niño?

Salí de casa y me dirigí de inmediato al hospital. No sin antes cambiarme, ya que la ropa que llevaba era de hacia 5 años.

Después de caminar un largo tiempo llegue al hospital, en el qual busque de arriba a bajo donde podría encontrar a ese niño y poder devolverle su diario.

En la búsqueda del niño me Cruze por una sala, todo se veía tan borroso allí dentro. Me di la licencia de entrar sin pensamiento previo alguno.

Fue en ese momento cuando la conocí.

La recuerdo perfectamente, incluso con la intervención de aquel humo que se removía por toda la habitación.
Ella, tenía la piel pálida, cabello oscuro sin saber definir si era gris o negro, sus labios gruesos sujetando un cigarrillo apagado de su boca. Recuerdo que era tan delgada que casi podía ver sus huesos atraves de su piel.

Estuve un rato depie para admirando aquel humerado lugar, hasta que se dio cuenta de que estaba allí.

Quizás en aquel momento debí ponerme nerviosa, pero en lugar de eso me limité a mirar sus grandes ojos de estensas pestañas.
Vi una mueca enfurecida en su rostro, se levantó de la camilla y se dirigió hacia mi veloz y ferozmente.
Yo di unos pasos atrás hasta que me topé con la pared, y al volverme adelante ya la tenía enfrente de mi.
Y aún así, yo, no podía dejar de mirarla. Me resultaba curioso ver la creación de personas causada por mi mente dormida.

Ella levantó la mano, y yo agache los hombros pensando que me iba a abofetear, cuando note el frió y suave tacto de las gemas de sus manos posándose en mi barbilla, obligándome a mirar hacia ella.
Fue entonces cuando comencé a temblar.

De golpe note una gran humerada de humo, procedente de su boca, invadiendo toda mi cara.
Como si me estuviese atando comencé a ver borroso cada vez más.
Fue así, hasta que desperté.

No sabia si estaba feliz de que aquello fuera solo un sueño o triste de que aquella persona no fuese real.
Volvía a ser mi yo normal, con tan solo 10.

Por suerte pronto llegó mi familia y celebramos mi cumpleaños. Teníamos la tradición de cambiar la tarta por una magdalena con una única vela a la que pedirle un deseo.
Sin saber porque lo único que se me pasó por la cabeza fue desear que aquel sueño se volviese una realidad.

A la noche, ya cansada, me heche a la cama. Y vi el diario entre las sábanas, que se había quedado allí desde que me desmayé.
Lo abrí y comencé a leer día por día lo que aquel chico había relatado. Sin conocer el motivo, cuando pensaba en él mientras leía su diario una alarmante calma relajaba todo mi cuerpo.
Estuve leyendo hasta que caí rendida y me dormí.

Aquella semana fue la más emocionante en lo que llevaba de vida. Después de aquellos episodios mi vida regreso a la absoluta monotonía.
Mi día a día se definía en la simpleyid de despertar, ir a clase, volver llena de golpes, comer, hospitalizarme, cenar y dormir.
Estuve así hasta que por fin cumpli mis deseados 15.

Pues estuve 5 años recordando aquel sueño y deseando que mis deseos aniversario tras aniversarios dieran sus frutos, aunque no esperanza era completamente nula.

Fui al hospital como de costumbre, pero esta vez, quería asegurarme de que aquella humeante habitación había sido fruto de mis sueños y no de la realidad.
Subí a la segunda planta, pasando por los pasillos me detuve delante de la puerta, la abrí y ...

Allí estaba ella, os contaría lo sucedido después, pero todo aquello, ya lo sabéis.

Aunque no con aquel final axfisciante que me despertó de golpe, no.
Pues si es cierto que sentí que me ahogaba, pero desde luego no era por el humo, si no por ella.

Era real! Existía! Y estaba en frente de mi!
Mi monotonía había llegado a su fin con su llegada? La verdad no lo sabía, pero por alguna razón su existencia me daba esperanzas.
De tal emoción me desmayé.