¿De qué me enamoré?

Tu esencia de ser

Su mirada, su mirada eran dos luceros que resplandecían mi atardecer... tan cálidos, tan serenos, tan propios; tan llenos de paz.
Te dejaba sin aliento, pero con mil palabras dentro de ella. Tan espeluznante y capaz de hacerte vibrar con solo fijarla.
Y esos labios, tan húmedos y blandos, llenos de sencillez y perturbación. Combinación entre fuego y agua, no sabes si arderás o te mojaras. Un Yin Yang de sentimientos al verlo sonreír, quieres pensar que si lo haces feliz serás lo mejor para él, pero te das cuenta que los papeles cambian y son viceversa al verlo sonreír... pues tiene esa chispa que solo con verlo te creas la imagen perfecta de que es lo que quieres y será lo mejor para ti.
Sus manos, suaves y dóciles; tan perfectas para mi. Encajando entre las mías como un puzzle en su rompecabezas. La pieza perfecta entre mí.
Esos roces, causando suspiros que se convierten en gemidos llenos de placer... dulzura en los labios que te los hace morder. Tan dulce y tan ardiente, tan propio y tan capaz.
Capaz de hacerme sentir cosas con el simple hecho de verlo sonreír.
¡Oh, por Dios! es una creación perfecta.
Divina reverencia del señor.
Su luz personal que opaca la luz de la luna, haciéndola sufrir con el resplandor de su ser.
Y, ¿cómo no ponerse celosa de él?
Sí es la perfección imperfecta entre la creación del hombre, robando sé la atención completa de mi ser.
¡Oh cariño! Eres extraordinario a tal grado que pienso que qué en otra vida fui pirata, por qué al fin me encontré con un tesoro como tú.💗

Fátima Chávez Baltazar.