Parte 1. Ira.

61 4 0
                                    

José lleva más de 15 minutos esperando a su novia a partir de la hora acordada. Es su aniversario, cumplen dos años. Esta muy feliz. ¿Dónde se habrá metido? piensa muy ansioso mientras observa ,desde la banca en la que se encuentra sentado, el tránsito de la noche. La noche está despejada y las estrellas se pueden apreciar sin ningún esfuerzo. Una noche perfecta para pedirle matrimonio a la mujer de su vida. Dos minutos después ve un carro que viene a un límite muy alto de velocidad, el conductor se ve fuera de sí.

20 minutos antes, en un bar cerca de ahí.

      - No puedes irte así de borracho, déjame llevarte

     - Yo puedo solo ¿Okey? No te necesito, no necesito a nadie.

Tomás saca de su chaqueta las llaves de su auto y las introduce en la cerradura del coche con dificultad, se siente mal y la cabeza parece a punto de explotar. No quiere la ayuda de nadie, al fin y acabo nunca la tuvo.

Toma el volante con ambas manos y pisa el acelerador. Se siente muy mareado. Tal vez no debió tomar tanto. Todo es culpa de la imbécil de su esposa ¿Por qué carajos le hizo eso? El no lo merecía. Cometió algunos errores, si, pero su intención nunca fue golpearla. El no sabía lo que hacía. Pidió perdón. Y aun así esa tarde encontró su casa vacía con las pertenencias de su esposa desaparecidas y una nota posada en el recibidor, “Me canse” decía.

Tiene ganas de vomitar. Casi no ve el camino que tiene enfrente. ¿Por qué a mí? ¿Por qué? ¡¿Por qué?!. Por lo tanto, Tomás no se dio cuenta que iba a una velocidad muy alta. Que el semáforo de enfrente indicaba alto. Que una chica con un vestido rosa y una chaqueta larga negra estaba a punto de cruzar la calle.

Actualidad.

 José deja de ponerle atención al auto cuando ve a su novia a punto de cruzar la calle desde el otro lado. Su corazón empieza a latir muy fuerte. Pero esta vez no es de la emoción. Salta de la banca de un brinco y grita “¡Karen! ¡Alto!” pero su grito sin pronunciar muere en su garganta. Demasiado tarde. El auto donde venía Tomás no frena y arroja a Karen como si se tratara de una muñeca de trapo. Karen impacta contra el muro y queda inconsciente. Sus ojos están cerrados y nunca más los volverá a abrir. Un daño irreparable.

Tres Puntos Suspensivos ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora