Prólogo.

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Cuando decides decir tus sentimientos todo se detiene, todo queda en pausa y sólo se escucha los latidos de tu propio corazón.

—L-lo siento, pero no... —se masajeo el cuello.

En ese momento mi corazón se detuvo. Baje la cabeza y asenti lo mejor que pude y no esperé a que terminará la frase.

—Entiendo... —salí corriendo lo más rápido que pude y lo deje ahí en la terraza, solo.
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Regresé a mi salón y apenas me senté mis amigas llegaron a hacerme preguntas: ¿Qué pasó? ¿Qué le dijiste? ¿Qué te dijo? ¿Te pusiste nerviosa?

Preguntas que no tenía ganas de contestar...
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Ese mismo dia al salir del salón lo observé parado en la entrada al salón, tragué saliva y resople pues en el instante que me rechazo me dije a mi misma que lo olvidaria.
Tome mi mochila y camine a la salida, al intentar pasar de él sin dudarlo me tapo el camino, y retrocedí dos pasos a dentro del salón.

—Espera...

—No te preocupes —susurré intentando no mirarlo a los ojos.

—No quería...

—Olvídalo —lo mire y le sonreí —No tienes porque excusarte...

—Es que...

—Seamos sólo amigos —le corte y le tendi la mano.

Él la miro por unos minutos antes de tomarla y asentir.
Cuando hubo bajado la guardia pase de él y salí del salón. Amigos o no no queria saber nada de él.

[...]

Pasaron las semanas y un viernes al salir de la escuela él estaba hablando con una chica, le sonreía.
En mi garganta un nudo se formó, me quedé quieta. Cuando él se despidió de ella con un beso miro hacia donde yo estaba, por inercia gire mi cabeza y camine en dirección a la salida.
Al doblar la esquina una mano me tomó del brazo y me hizo retroceder.

Mire hacia arriba y lo mire a él. —¿No dejas que te acompañe?

—Pensé que... —me callé

—¿Qué? —me preguntó —Oh, ella...

—¿Te gusta? —pregunté con un hilo de voz.

Él me obligó a mirarlo, nos miramos por unos minutos hasta que contestó —Si...

Mi respiración se agitó. Quería salir corriendo.
Pero respire hondo y asenti, él era la persona que había amado por primera vez, pero él no ha mi. Así que decidí hacer lo correcto aunque me estuviera muriendo por dentro.

—¿Te ayudo a conquistarla?

Él me miro perplejo por unos minutos hasta que parpadeando salió de trance y asintió.
Mi corazón terminó de romperse en ese momento, como pude le sonreí y me aleje de él.

Por un momento sentí que compartíamos los mismos sentimientos, aunque para personas diferentes.

Casi un cuento... |Historia muy corta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora