Capítulo 2: Creer es poder.

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El día transcurrió rápidamente, las horas pasaron volando y yo seguía sin saber de él. Al antepenúltima hora interrumpieron la clase y el maestro tuvo que ir a la dirección por lo que nos quedamos sin clase, me levanté de mi asiento y salí del salón.

Mi salón estaba en el segundo piso de la escuela así que al caminar por el pasillo y mirar por las ventanas lo visualice sentado en una colina bajo un árbol. Baje el segundo piso y salí al patio, al llegar lo mire sentado con una libreta de color manila y un lápiz en la mano. Me acerqué y saludé.

—Hola, ¿puedo sentarme?

Él me miro y asintió.

Me senté a su lado y mire la libreta. —¿Que es esto? —mire y tenía escrito frases incoherentes. —¿Poema? —lo mire interrogandolo

—¿No se supone que debes estar en clase? —me cambio de tema

—¿Y tú? —le interrogue

—No tuve clases ¿tú también?

—Ajá —le dije sin prestar atención a lo que me decía mientras intentaba leer —Dame eso —intentó quitárselo —Déjame terminarlo —le respondí sin querer darle su libreta.

Había pasado dos semanas y aún así me costaba hablarle, pero me había prometido que crearía un candado en mi corazón y todo sentimiento hacia él sería eliminado. Sería difícil pero si crees, puedes.

Casi un cuento... |Historia muy corta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora