CAPÍTULO SEIS

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Veinte minutos después me encuentro frente a la mansión donde trabajo, son las 8:05 de la noche y todo esta en silencio, cabe decir que estas residencias son grandes y hay poco tránsito por lo que lo veo normal, donde la únicas luces son los faroles y las de las mansiones que solo alumbran su terreno. Sin más preámbulos tocó el timbre, digo mi nombre para luego ingresar.

Lo que puedo distinguir a lo lejos, visualizando el hermoso jardín, lleno de flores y uno que otro árboles con frutos, distingo una mochila grande que pienso que es del jardínero porque esta dándole los últimos retoques a una árbol pequeño, tomando la forma parecida a un cisne, cuando voltea me ve y alza su mano mientra la otra sostiene una tijera grande para saludarme. Le devuelvo el gesto.
Tendrá buena vista quiero suponer, porque parece que la poca luz que recibe es suficiente para él.

La tijera se ve tentadora, pienso,y los murmullos de mi interior asintieron en coro.

Imaginate las cosas que podrá atravesar esa tijera puntiaguda, mi mente proyecta una película con posibles escenarios de masacre usando esa tijera. Imagen que desecho al mismo tiempo que ingreso dentro y me dirijo a la cocina a preparar su cena.

La otra vez que vine, yo me encontraba sola sin un jardínero o una empleada como la que vi al entrar a la cocina y luego decirme que también me ayudara a preparar la cena.

- puedo hacerlo sola - le reclame a la chica que tenía al frente.

- lo siento, pero ese es también mi trabajo - aclaró.

Bufando asentí.

- ¿ y... Dónde está el Señor? - pregunto, en toda mi travesía no lo he visto por ninguna parte.

- en su oficina, pidió que no lo molestaran - me explico, luego se aleja uno pasos de mi y pone en una tetera agua, para luego hervirla.

- ¿primera vez trabajando? - pregunto, es casi de mi altura, un poco más baja quizás , y lo que más me preocupa es su contextura, es demasiado delgada y su piel blanca más lo pálida que esta me recuerda a un muerto. Y sus ojos grises no ayuda. Parece un esqueleto viviente.

- no de hecho ya llevo un tiempo aquí - me contesta algo retraída, algo encogida. Quizás sea por mi presencia, pienso.

- esta es mi segunda vez aquí y en la primera no te vi, de hecho no vi a nadie, ¿acaso era su día libre? - debato.

Se lo piensa unos segundos y luego responde.

- así fue, es algo que no suele pasar, la verdad, pero dijo que tenía visitas y nosotros estabamos de más -

- ¿no tienen día libre? -

- no -

-  pues parece que no te estás cuidando demasiado bien que digamos -

- ah, no - dio una pequeña risilla - mi contextura es así - me reponde como si yo fuera una tonta ¿piensa que le creo? Se de sobra que esta al borde de la anorexia y ella tan tranquila.

- Además... - agrega mirándome de arriba y abajo - no están en buena posición de aconsejarme - termina.

Eso solo consigue darle una mala mirada. Se que yo también estoy en  una contextura delgada pero no tanto como ella, mi piel es clara pero la de ella parece muerta.

- mi contextura es así - termino contradiciendome  y eso me empieza a frustrar.

- Ya - responde ocultando una sonrisa.

Sin más que hablar empezamos a cocinar en completo silencio, aprovechando ese tiempo para pensar en algo mejor. Pensé al comienzo que solo estaría el señor y yo, en ningún momento conté con más personas, en conclusión, solo me ponía trabas.

¿Quién será el siguiente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora