Against The God's (Volumen 9 - Reino de los dioses)

Capítulo 940: Dos Promesas

"Hermano mayor Yun", dijo Feng Xue’er en voz baja, "Si nunca más puedes volver a verla, ¿realmente ... serás infeliz por el resto de tu vida?"

Yun Che negó con la cabeza, miró a Feng Xue’er y dijo: "Con todos ustedes a mi lado, ¿cómo podría ser infeliz?  Pero habría un vacío en mi alma que nunca podría llenarse.  En ese entonces, fue mi vacilación lo que me hizo perder a la Pequeña Hada para siempre ... No quiero sufrir lo mismo por segunda vez ".

"Hermana Pequeña Emperatriz Demonio, Hermana Xue’er, déjenlo ir", dijo Su Ling’er en voz baja.  Ella era la única que no había expresado su objeción en todo este tiempo.

"¿De qué servirían nuestras objeciones?"  Dijo la Pequeña Emperatriz Demonio débilmente.  "Por las cosas que está decidido a hacer, ¿cuándo ha habido alguien que realmente pueda detenerlo?"

"I..."

Justo cuando Yun Che estaba a punto de decir algo, la Pequeña Emperatriz Demonio lo interrumpió de repente.  “Yun Che, sé que no puedo detenerte.  Debes saber mejor que todos nosotros qué tipo de lugar es el Reino de Dios.  Si todavía está decidido a ir, eso significa para usted que hay una razón por la que es absolutamente necesario que lo haga.  Como tu mujer, ¿cómo puedo detenerte?

Los ojos de Yun Che se movieron levemente.  Nunca pensó que la Pequeña Emperatriz Demonio, con su fuerte temperamento, estaría de acuerdo tan fácilmente.  Su corazón se sentía cálido pero al mismo tiempo, se sentía culpable.

"Pero ... ¡debes prometerme dos cosas!"  La voz de la Pequeña Emperatriz Demonio de repente se volvió fría.  Cada palabra estaba llena de una fuerza irresistible.  "Si prometes hacer estas dos cosas, estaré de acuerdo con el método de curación que tú y Ling’er han propuesto y puedes dirigirte al Reino de Dios sin tener que preocuparte por mí.  Si no…"

Antes de que pudiera decir las palabras después de "o de lo contrario", Yun Che ya había abrazado su tierno cuerpo por detrás.  “Caiyi, lo sé, siempre me toleras… Te daré mi palabra ahora, esta será la última vez que sea egoísta.  No importa lo que quieras que haga esta vez, te lo prometo ".

¿Tolerar?  ¿De verdad crees ... que quiero tolerar?  La Pequeña Emperatriz Demonio dijo suavemente en su mente ... Si tu alma está incompleta, no serías el único roto ...

"Está bien ... recuerda lo que dijiste".  La Pequeña Emperatriz Demonio cerró los ojos e hizo todo lo posible por hacer que sus propias palabras fueran más frías y decididas que antes.  "Lo primero que quiero que me prometas es que ¡¡absolutamente no puedes morir !!"

"..." Yun Che asintió con la cabeza lentamente y dijo en voz baja: "Caiyi, Xue’er, Ling’er, no te preocupes.  No voy al Reino de Dios para buscar el camino divino y no voy a buscar venganza de alguien.  Solo quiero volver a ver a mi maestro, no habrá ningún peligro.  Desde que salvé la vida de Mu Bingyun y tengo una relación con el Palacio Inmortal de Nube Congelada, después de que ella me lleve al Reino de Dios, definitivamente me protegerá y me ayudará.  Creo que sería difícil correr peligro incluso si quisiera.  Entonces, no tienes que preocuparte demasiado ... Está bien, está bien, está bien, daré mi palabra primero.  Después de haber llegado al Reino de Dios, definitivamente, definitivamente, definitivamente no me acercaré a nada peligroso.  Después de ver a mi maestro, volveré sin perder un solo cabello ”.

“En aquel entonces, cuando regresabas del Reino Demonio Ilusorio al Continente Cielo Profundo, dijiste algo similar a eso,” dijo fríamente la Pequeña Emperatriz Demonio.  "Pero cuando te volví a ver, ya estabas medio muerto".

"..." Yun Che se quedó sin palabras por un tiempo y luego finalmente dijo vergonzosamente: "Entonces te lo prometo de nuevo, ¿de acuerdo?"

"Con tu personalidad, ¿de qué sirve aunque prometas diez millones de veces?"  Dijo la Pequeña Emperatriz Demonio con frialdad.  “Solo deseo que cuando estés a punto de hacer algo peligroso, pienses en lo que dije hoy, pienses en tus padres, tu abuelo, tu Cangyue, tu Xue’er, tu Ling’er, tu Lingxi ... y yo.  Piensa en si murieras en el Reino de Dios, ¡cuántas personas serían miserables durante toda su vida por tu culpa!  Y estas son todas las personas que más se preocupan y se preocupan por ti ".