I. where I am

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[ dónde estoy ]

six feet under
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"𝐢𝐭 𝐰𝐨𝐧'𝐭 𝐞𝐧𝐝 𝐰𝐞𝐥𝐥"

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—¿Has escuchado la noticia? Hay un niño diciendo incoherencias por todo el pueblo —escuchó desde lejos.

—Escuché que viene de Eldia.

Fue lo primero que escuchó al despertar con el cantar de las aves a la vez que el sol iluminaba su rostro. Entre sus cobijas gruesas de lana se acomodó en su cama, para suspirar cansada. El día anterior no había logrado descansar lo suficiente con sus labores como aprendiz, y lo primero que escuchaba era otro pesado rumor sobre ese chico.

Aunque, de cierta manera se avivaba su curiosidad. Le intrigaba todo sobre lo que se refería a él, y no era para más porque, no había algún otro tema más interesante que se hablara en el reino que la del joven que predecía el futuro.

Avanzaba entre los espaciosos pasillos del castillo, usando su vestido más cómodo que, de igual manera, era demasiado voluptuoso para ella. Pero al no tener joyería, podría hacerse pasar como una pueblerina cualquiera. Idea que le agradaba porque así no se sentía diferente, y lograba sentirse igual que todos. Se quedó observando detenidamente el salón antes de entrar al comedor, las paredes de piedra eran tan altas que juraría que tocarían el cielo.

Con cuidado a que la descubrieran, se asomó entre el espacio libre de las piedra, espacio que le permitía mirar afuera de la construcción. Desde que se acercaban sus 18 años, su libertad de salir había disminuido considerablemente, pues cada día tenían nuevas responsabilidades. Así se la privaban de tener tiempo libre, pero si hoy su maestra estaba de humor, tal vez podría salir.

Entró con discreción al comedor, viendo a la líder del reino desayunando seriamente sin mantener alguna expresión, por suerte no mencionó nada debido a su retraso, y como pudo sirvió su plato.

—Buen día, Kiyomi —saludó en voz baja, para evitar que la contaria escuchara el nerviosismo en su voz debido a una posible reprimenda.

—Te ves nerviosa Mikasa, ¿ocurre algo? —preguntó sin dejar de mirar el papel que tenía una escritura. Se había vuelto una novedad, habían pasado tan solo un par de décadas desde que se inventó, pero parecía fascinada con tan solo verlo.

—Verás, quería pedirte algo —se removió en su asiento varias veces mientras tomaba un pedazo de queso, ingiriéndolo con lentitud. —Quisiera ir a Eldia —reveló después de tomar una bocanada de confianza en medio del silencio.

—No puedes ir. Solo faltan 10 meses para tu reinado, ¿consideras ese deseo algo pertinente y adecuado? —respondió siendo de nuevo emergida en el silencio abrasador que proyectaba su maestra. Claramente era un "no" por respuesta.

—Le ruego que lo considere.

—Irás muchas veces a Eldia, cuando seas reina —mencionó, bebiendo el interior de su copa, dando así por terminado la conversación.

Frustrada, volvió a sus aposentos mientras mantenía su postura esperando escuchar más rumores de aquel chico, para así tener una mínima pista por encontrarlo.

—¡Nanaba! ¿Podría venir, por favor? —pidió Mikasa mientras se tiraba de nuevo en su cama, rodeándola de sus pensamientos mañaneros.

—Señorita, ¿se le ofrece algo? —cuestionó una mujer adulta que había entrado con rapidez a la habitación de la joven.

Misunderstood || SNKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora