Misunderstood || SNK

IV. our deja vu

[nuestro deja vú]

deja vu - dreamcatcher
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"𝐩𝐥𝐞𝐚𝐬𝐞 𝐞𝐫𝐚𝐬𝐞 𝐚𝐥𝐥 𝐦𝐲 𝐦𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬"
"por favor borra todas mis memorias"

Título Alternativo: Hoguera de Memorias

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Un nuevo plan. Un plan que no debía fallar como el anterior. Sin embargo, tal vez en algo Kiyomi tenía razón; su aspecto era muy poco agradable a la vista y ella misma se sentía sucia.

Fue ahí cuando decidió tomar un baño, con ayuda de Nanaba, juntaron varias cubetas de agua, en cuanto su ayudante se retiró de la habitación de baño, acomodó aquellas cubetas, y una de ellas chocó con uno de los ladrillos que edificaban el lugar, causando un pequeño ruido. La caída del ladrillo dejaba un espacio al exterior, tal vez no el más grande pero si agachaba un poco su cuerpo podía ver hacia afuera.

No lo pasó por alto. Mil y un ideas nacían de aquello pero, los obstáculos de ejecutar un plan eran igual de peligrosos, ¿era la única alternativa lo que pensaba?

Después de limpiar su cuerpo con esmero, fue hasta el escritorio y redactando en silencio y con precisión; logró terminar una pequeña carta, concisa y directa.

"Mañana saldré por el mediodía. Ven a verme. Descubriremos la verdad detrás de nuestros sueños."

De nuevo, arriesgaba su puesto como reina, incluso si antes no lo hubiese considerado, ella misma pensó si un legado no valdría lo suficiente por comprender el futuro de una nación. Jamás se consideraría una visionaria o una profeta, solo quería asegurar el bienestar de sus seres queridos y su nación.

Entre sus pensamientos enredados, sintió como su hombro fue tocado por alguien, captando su atención, al voltear se encontró con la amable mirada de Nanaba, quien le había traído un poco de comida, ofreciéndosela con delicadeza.

—No debiste —exclamó en agradecimiento mientras tomaba la bandeja de comida y comenzaba a separar las porciones.

—Solo así podríamos hablar tranquilamente —dijo tomando asiento en una silla a un lado de Mikasa.

—Debe ser algo grave para que tomes asiento, ¿tanto es así que te acongoja demasiado? —le preguntó a la vez que le pasaba una taza de té.

La mujer tomó la taza entre sus manos, pasando con delicadeza la comisura de sus dedos entre la cerámica. Dio un suave suspiro, deseando internamente poder ser capaz de dar una clara explicación.

—Verás, se que solo llevo 7 años estando al servicio de su alteza, pero durante esos años su comportamiento siempre me pareció... inusual —explicó, y al voltear a ver a Mikasa notó que había captado su atención nuevamente. —Quizá se ofenda por lo que diré pero durante estos 7 años pensaba que, todo aquello que me contaba sobre sus visiones y sueños, eran simples fantasías. Pero, —se detuvo un momento, ahora apretando con fuerza la asa de dicha taza. —hasta ayer, comencé a creer en usted, y en todo lo que me decía. Dicho esto Mikasa se permaneció unos segundos en silencio antes de hablar.

—¿Qué la hizo cambiar de opinión? —cuestionó escuchando atentamente.

—No solo fue aquel día donde presentó su comportamiento más extraño, con todos los números y palabras que decías. Lo que desencadenó todo fue que, al limpiar el desastre que había dejado, en cuanto toque la tinta para limpiar esos números, se sintió como si por un momento yo estuviera en otro lugar. Como si estuviera en otro tiempo incluso...