09

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Suelto el aire retenido en mis pulmones y repaso mentalmente lo que voy a decirle a Nayeon antes de finalmente tocar la puerta de su casa.

Pasan varios minutos hasta que vuelvo a tocar. Escucho un gruñido y pasos hasta que la puerta se abre dejando a la vista a una ojiverde completamente destrozada; sus ojos están rojos e hinchados, algunas lágrimas aún brotan de estos, tiene ojeras oscuras y sigue en pijama.

Me observa esperando a que diga algo y me aclaro la garganta—. Hola. —eleva una ceja. Mierda, olvidé porqué estaba aquí en cuanto la ví tan mal—. Yo…, en verdad lamento lo que dije y lo que hice, no estaba- —me interrumpe.

—Tengo cosas más importantes por las cuales sentirme mal. Estás perdonada —anuncia de manera fría. Trago saliva y juego con mis dedos.

—¿Estás bien? —entrecierra los ojos—. Mierda, sí, lo siento, es una estupidez preguntar…

Suspira y sus ojos se vuelven a aguar—. Jeongyeon me terminó.

Mi ceño se frunce—. ¿Qué? ¿Cuándo? —no estaba enterada así que supongo que eso acaba de pasar.

—En la noche —responde y se hace a un lado para que entre a su casa—. Por teléfono. ¿Ni siquiera valgo como para que me lo diga en persona? —se pregunta más a sí que a mí.

Observo la casa con detenimiento; hay bolsas de basura chatarra por todas partes y también colillas de cigarro—. No tenía idea de lo que estaba pasando, sino hubiera venido otro día, sé que no me soportas y tal vez mi presencia sólo está empeorando tú ánimo y- —vuelve a interrumpirme.

—Estás divagando. —se tira en su sofá. Joder, no soy buena consolando a la gente. Soy un asco, no sé muy bien que hacer. A la única que puedo consolar es a Jeongyeon y eso porque me sale natural—. En realidad no me afecta que estés aquí. —asiento y me acerco lentamente hasta donde está, luego me siento a su lado—. ¿Quién dijo que podías sentarte?

—¿Eh? Oh, mierda, sí, lo siento.

Suelta una risa burlona—. Sólo bromeaba. —nuestros ojos se conectan—. Es divertido molestarte.

—Al menos ya no estás llorando —menciono.

Se encoge de hombros—. Reír para no llorar. —suspira—. Ella dijo que no podía estar con alguien en quien no confiaba. Eso quiere decir que ya no confía en mí, ¿cierto?

Aparto la mirada—. Bueno… sí.

Vuelve a reír de manera contagiosa y no puedo evitar sonreír de lado y volver a verla—. Eres malísima consolando a alguien.

—Sólo dije la verdad.

—¿Piensas que soy una perra infiel? —me da una mirada seria—. Necesito la verdad.

Me remuevo incómoda—. No, creo que sólo lo hiciste por los efectos del alcohol y porque… vamos, es Kim Jennie.

Sonríe—. Fue la única vez que lo hice —aclara—. Y no recuerdo la mitad de lo que pasó, recuerdo que toda la fiesta Jennie estuvo coqueteandome y luego nada.

—Creo que fuiste la pasiva —susurro. Escucho su ronca risa y sonrío.

—¿Por qué crees eso?

Muerdo mi labio—. Rosé dio a entender eso.

Vuelve a reír, sonríe y se me queda viendo—. ¿Te han roto el corazón, Mina?

—Uhg, no, no, no, estábamos hablando de tu mala suerte en el amor, no de la mía —evado.

Se levanta del sofá y se pierde en la cocina de la casa, como la primera vez que vine a su casa. Suspiro pensando en si le molestó mi comentario y frunzo el ceño cuando la veo regresar con una botella de Vodka en sus manos y una sonrisa en sus labios.

—¡Brindemos por los corazones rotos, Minita! —expresa con una enorme sonrisa en su rostro.

Elevo ambas cejas y rio—. Ya veo porqué te terminó Jeongyeon.

Reímos al mismo tiempo y se vuelve a sentar a mi lado.

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#FAKELOVE | minayeon [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora