Capítulo 2. Es difícil arreglar algo totalmente roto

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ARISTÓTELES.

3 meses atrás

[Extracto del capítulo 30 de la primera parte]

-Déjame explicarte todo, Temo, déjame hacerlo-. Le suplico, pero él hace caso omiso a mi petición.

En un acto desesperado intento robarle un beso, pero él lo evita.

-¿Qué ganas con todo esto?-. Me pregunta. -No eres el centro del universo, buscate la atención de otro idiota y amí déjame en paz.

Se suelta de mí y procede a abandonar la azotea, no sin antes voltear hacia mí y pronunciar las palabras que tanto daño me causaron.

-Por favor, no vuelvas a intentar algo como esto, porque tengo a alguien que sí me valora por lo que soy, sí, estoy saliendo con Diego.

Esas palabras me destrozan el alma, quiero que sea mentira, pero cuando intento pedir respuestas, Temo ya ha desaparecido de mi vista, dejándome con el alma herida y el corazón roto. Es lo menos que me merezco

[Fin del extracto]

-Ari, te estoy hablando-. Me insiste mi madre sacándome del trance en el que me había sumergido.

Hace un mes que Temo había dejado con el corazón roto en la azotea, hoy se cumple un mes desde que él y el tarado de Diego se hicieron novios. Debí de haber sido yo con el que él fuera feliz, pero mi cobardía no me lo permitió.

-¿Vas a ayudarme o no?-. Me vuelve a insistir mi mamá.

He decidió ayudarle a limpiar este departamento, pues mañana llegan los nuevos inquilinos, una señora y su hijo, hasta donde sé. La verdad es que yo sólo acepté ayudar porque necesitaba despejar mi mente y también para tener una oportunidad de cruzarme con Temo, aunque solo fuera por accidente y aunque solo me topara con su indiferencia.

-Sí, sí, solo dime que hacer y lo hago-. Le respondo a mi madre y ella me da órdenes.

Aunque físicamente estoy aquí ayudando a mi madre con la limpieza, mi mente ronda por todos mis recuerdos, me duele el haber sido un cobarde, me siento estúpido por haber tenido una gran oportunidad frente a mí y no haberla tomado. Sé que ya es demasiado tarde, pero debo continuar; Tampoco pienso darme por vencido, sé que Temo no ama a Diego, sé que él me ama a mí.

-¿Qué estás haciendo, Aris?-. Me cuestiona mi madre con falta de paciencia.- Ya había trapeado allí y vuelves a pasar la escoba. si no vas a hacer las cosas bien, déjame por lo menos terminar más rápido.

-Lo siento, má, es que no me siento bien.

-Eso ya lo noté, hijo, pero vamos a hacer esto-. Me dice mientras se acerca a mí y acuna mi rostro entre sus manos. -Sube al departamento y apenas termine voy contigo y hablamos ¿Qué te parece?

Mi madre siempre ha sido mi mejor amiga, pero esto no es algo que le pueda contar tan abiertamente, no se como reaccionará.

-No es necesario, es solo que por la escuela. Nada de qué preocuparse-. Me excuso.

-De cualquier forma siempre que necesites hablar con alguien, aquí estoy yo.

Cuando termina sus palabras me da un beso en la mejilla y me dirige hacia la salida.

ARISTEMO. Corazón en GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora