Persecución.

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Era una mañana como cualquier otra para los ciudadanos de corona.

Sol radiante, tranquilidad a kilómetros y los alegres citadinos comenzaban a abrir sus puestos.

Los rayos de sol, atravesaban tenuemente la ventana de cierta azabache que despertaba con un bostezo mientras se estiraba.

Cualquiera que recién conociera a esta chica, dirían que era amargada. Sin embargo, el asunto no era que esta en realidad lo fuera, sino que sólo aquellos que traspasaban esa capa eran quienes realmente le conocían.

Comenzó su rutina diaria de entrenamiento matutino.

Aquella pálida azabache soñaba con algún día ser la capitana de la guardia de aquel hermoso reino, tal como su padre. Esa era la razón de su pasión en su entrenamiento arduo.
Pero eso era un tema diferente.

Sin más, se alistó para salir.

Caminó por los pasillos del castillo camino a aquella tan esperada reunión.

-Buenos días, Cassandra. -saludó aquel hombre alto y castaño.

La chica inmediatamente se inclinó hacia su persona.

-Su excelencia.

El hombre rio ante la acción de la chica y le indicó con un gesto que podía pararse.

-Te he dicho que no es necesario, algún día tú nos protegerás a todos. -comenzó a decir mientras apoyaba su mano en el hombro de la menor y comenzaban a caminar por los pasillos del inmenso castillo- Te conozco desde que eras una adorable bola de pelos negra y de piel pálida.

Para la azabache le fue imposible soltar un ligero bufido.

-Eso no quita que sea mi rey, su excelencia. -replicó la chica sonriente aún sin dejar de caminar- Espero algún día protegerlos a todos, claro. Pero, ¿qué clase capitana podría ser si ni siquiera trato a mi rey con el debido respeto?

El hombre bufó y le revolvió el pelo divertido.

-Está bien, tú ganas por ahora, pero siempre recuerda que eres como de la familia. -le dio la razón mientras observaba como la chica al fin se zafaba divertida de su agarre- Ahora, muévete, que tienes guardia en exteriores hoy.

La pelinegra se inclinó nuevamente en forma de despedida, y continuó su camino.

Era el día.

Su padre al fin le dejaría estar a cargo de su primer escuadrón en exteriores, así que debía hacerlo perfecto.

En cuanto llegó al campo de entrenamiento, se dio inicio a la operación.

El capitán de la guardia comenzó a hablar.

-¡Se dividirán en tres sectores! ¡A, B y C! ¡Cualquier orden desacatada de su oficial al mando implica expulsión directa! ¡No es un simulacro! ¡Es la vida real! Pero confío que en manos de la mayor Cassandra podrán con ello.

La susodicha dio un paso al frente.

-Sector A, irá al oeste. Sector B, nos dirigiremos al norte. Y por último, sector C, se dirigirán al este. -comenzó a decir mientras señalaba los puntos en un mapa del reino- Cada sector será dirigido por un teniente y su subteniente, a excepción del sector B, que será dirigido por mí.

Todos asintieron, algunos mirando el mapa, y otros mirando a la chica.

-Los tenientes irán un tanto alejados de los sectores, serán el puente entre mí y ustedes. -continuó diciendo ahora mirándoles- Los subtenientes, serán los puentes entre los tenientes y los sectores. Con esto, deberíamos tener una clara comunicación, así que es vital que todos asuman sus puestos con suma responsabilidad.

Por ti... | Cassunzel |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora