Almas rotas.

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El día era tan soleado, caluroso y simplemente agobiante. Era uno de esos días que lo único que deseas es dormir hasta que pase y no tengas que estar ahí en el proceso, pero eso es imposible cuando no controlas tu propio tiempo y estás en medio de una gira mundial con agendas y fechas por cumplir.

Harry sentía los minutos correr eternos a su alrededor, muy consiente de lo que estaría próximo a pasar, solo era cuestión de un par de minutos más. Mientras tanto se encontraba jugando con un balón acompañado de uno de los guardias que gracias al cielo se limitaba a atrapar y regresar dicho juguete, no hacía preguntas, ni bromas y eso era justo lo que el rizado necesitaba en ese momento.

Es por eso que había rechazado la compañía de los demás, no estaba de humor para soportar el parloteo de sus amigos intentado distraerlo ya que eso solo lo hacía poner más ansioso de los próximos acontecimientos y más consiente de que todos notaban el daño que estos le hacían a pesar de lo mucho que se esforzaba por ser fuerte aún que no sé sintiera para nada de esa manera, se sentía más como una frágil pecera siendo llenada con agua y comenzando a agrietarse bajo la presión de todo lo que pretendía contener.

Solo debía concentrarse en el balón, en no pisar alguna piedra demasiado grande ya que de hacerlo terminaría lastimando su pie descalso y en pasar por ese momento lo más tranquilo posible, era algo muy fácil de decir, en su mente había echo el plan y sonaba muy convincente pero ahora se podía percatar que su ya de por sí frágil corazón no saldría bien parado está vez, algo bastante común últimamente, por suerte mínimo está vez tenía consigo lentes de sol en caso de que alguna lágrima traicionera lo quisiera delatar.

"No voltees niño" le recomendó el guardia acercándose a él, no necesitaba preguntar la razón por qué al instante escucho los gritos emocionados.

Tenso su cuerpo y apretó la quijada escuchando todo el alboroto que se estaba formando gracias a los recién llegados, las fans amaban a la pareja perfecta que estos formaban e incluso eso era quedarse corto, no solo las fans los amaban, los medios, los paparazzis y todo aquel que los viera amaba como se veían juntos. El mundo entero los amaba.

"Louis y Eleanor" gritaban emocionadas las seguidoras de la banda.

"Louis y Eleanor" repetían incansables y con cada nueva mención de la pareja Harry sentía su corazón desgarrarse, con un dolor tan sordo que de no ser por qué conocía perfectamente la razón, creería que estaba sufriendo un infarto.

Sabía que se aproximaban cada vez más, podía escuchar como los alaridos iban en aumento a medida que la pareja perfecta estaba más cerca y no pudiendo resistir el impulso, termino por voltear a verlos, gran error.

Afortunadamente alcanzo a ver solo las espaldas de ambos, lo que fue en parte un alivio por qué no creia resistir a la sonrisa falsa que seguramente debía llevar su novio. Iban tomados de la mano, de la forma que tantas veces lo habían echo el y Louis, en otros tiempos, otra vida, incluso una dónde podían salir a la calle agarrados de la mano y no terminaban en problemas por eso. La industria era una mierda, la vida misma lo era por qué les había arrebatado la oportunidad de tener ese simple gesto, les había robado la libertad de amarse, frustrado lanzo el balón con rumbo a dónde el castaño y su "novia" estaban por desaparecer.

Vio el balón caer sin siquiera acercarse a ellos y le pareció bien, su propósito nunca había sido golpearlos solo intentaba desahogar un poco de su rabia y frustración. No había tenido nada de éxito, el dolor punzante seguía en su pecho, su corazón latía agitado.

Quería evadir la mirada de todos así que enfocó su atención en una piedra imaginaria que fingió sentir en el pie, haciendo toda la representación de quitarla para cuando terminó se sentía tan vacío y derrotado que se dejó caer en el piso. Ahí sentando en el asfalto caliente se dió cuenta con desesperación como aún estando en la cima del éxito y la fama, no tenía nada. No tenía voz ni voto en la manera que se que tenía que vestir, ni de a dónde quería ir y cuando quería hacerlo pero sobre todo no tenía el poder de exhibir con orgullo su relación.

La historia que escribimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora