POV Narradora
Todos los guerreros Z llegaron a la pequeña isla donde se llevaría a cabo el "Torneo de artes marciales". El lugar esta lleno de personas que esperaban con mucha emoción el comienzo del torneo, los Z esperaban, en cambio, con más emoción el regreso de Goku.
Vegeta no tenía demasiada emoción por eso, estaba seguro que por fin pudo superarlo. Eso le animaba, aumentaba su orgullo el creer que superó a su enemigo después de entrenar por tantos años.
Varias cosas cambiaron en esos largos años, 7 años, para ser exactos.
El príncipe se adaptó a la vida terrestre, encontrándola aburrida y monótona muchas veces, ya que no había enemigos o personas dignas para entrenar contra él.
De reojo pudo observar a su mujer, la científica sonreía mientras charlaba con la androide 18 y la mujer de Kakaroto. No comprendía del todo como esa peli azul tan caprichosa logró captar su atención, y menos como le enamoró.
Abrió sus ojos sorprendido ante la confesión de su mente, sus mejillas se sonrojaron un poco y desvió la mirada, molesto consigo mismo. No se permitía ser débil, lo que menos quería era que piensen así de él.
Otra vez miró de reojo, pero ahora su mirada estaba sobre su hijo. El niño peli lila estaba junto al hijo de Goku, y allí sintió una punzada en su pecho.
Tanto tiempo, tantos años, tantos momentos, tantas emociones se irían a la basura de un momento a otro. Por más que le costara admitirlo, quería mucho al mocoso hijo de Kakaroto.
Goten era la viva imagen de su padre, incluso en personalidad. Era tan inocente, amable y fácil de manipular.
Eso fue lo que Vegeta pensó en el primer momento en el que lo vio, cuando apenas era un bebé, un débil y vulnerable bebé que podría morir ante el más mínimo movimiento. ¿Pensó en matar al hijo de su enemigo? Claro que lo hizo, bueno, el antiguo Vegeta lo pensó.
Recordaba perfectamente cuando vio a Goten por primera vez...
✪✪✪
Era una linda mañana cuando todo pasó. Un día de semana donde toda la C.C parecía estar ocupada, cada persona en sus distintos mundos.
Vegeta se encontraba en su cápsula de entrenamiento, una muy parecida a la que le ordenó hacer al científico, su ahora suegro, tiempo atrás. Durante sus entrenamientos nadie le molestaba, ni siquiera Bulma, pues todos sabían la meta del príncipe Saiyajin.
Superar a Goku.
Aunque no entendía porqué quería hacerlo, el difunto guerrero era eso, un difunto, muerto, fallecido o como quieran decirle. Pocos o casi ninguno sabían lo que verdaderamente significaba para Vegeta ser más fuerte.
Goku había derrotado a Freezer, al despreciable ser que le quitó a Vegeta lo que tanto quería, ser Rey de los Saiyajines. Ahora nada, su planeta natal no existía, pero la peor humillación era que lo derrotó un clase baja ¡Debía ser él quien derrote a Freezer! ¡Él, el príncipe de los Saiyajines! ¡Goku no solo derrotó a Freezer, sino que también lo derrotó en un pasado!
No había peor humillación que perder ante alguien inferior a ti, ¡incluso el mocoso mitad terrestre le humilló! ¡ese mocoso derrotó a Cell! ¡Le humillaron, y enfrente de su hijo!
Vegeta soltó un jadeo mientras hacia una lagartija con un solo dedo. La gravedad de la cápsula estaba a un nivel demasiado alto, aunque le costara admitirlo, era mucho incluso para él. Se dejó caer al suelo y soltó un suspiro cansado, reposó unos minutos antes de recuperar suficiente fuerza para ponerse de pie y apagar la gravedad.
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¿Papá?
FanfictionDicen que "Papá es quien cría y ama, no el que engendrar"... Vegeta no le daba importancia a esa frase, pues, de niño, casi no pasaba tiempo con su progenitor, al punto de decirle así... "Progenitor". Cuando nació su primer hijo, no se esforzaba por...