la esposa del sr chu es salvaje

Parte 90 señorita Zhou

"Segunda hermana, ¿podemos terminar todos estos pasteles?"

Lu Jiang preguntó con ojos brillantes.

"No es mucho. Cuando regresemos, puedes darle un poco al pequeño Yuan Zi y al resto de tus amigos ".

Una caja de pasteles cuesta veinte monedas. Tres taeles podrían comprar ciento cincuenta cajas.

Mientras hablaba Lu Sheng, tomó las manos de sus hermanos y salió. Sin embargo, cuando llegó a la entrada, vio al joven de antes.

Lin Jiang mantuvo su abanico y le sonrió a Lu Sheng. "Heroína, nos volvemos a encontrar".

La sonrisa de Lu Sheng desapareció. Decidió ignorarlo y pasar junto a él.

Sin embargo, había subestimado la piel gruesa de Lin Jiang.

"Heroína, ¿puedes aceptarme como tu discípulo?"

¿Cómo podía dejar ir a alguien por quien había trabajado tan duro para encontrar?

Lu Sheng frunció el ceño y dijo con impaciencia: "Tienes a la persona equivocada. Solo soy una granjera de Liu Yue Village. No soy la heroína a la que te refieres ".

"¿En realidad?" Lin Jiang de repente dudó de sí mismo.

¿Podría ser que realmente reconoció a la persona equivocada?

De hecho, su voz era un poco diferente. La voz de la heroína ese día era más baja y ligeramente ronca, mientras que la voz de esta chica era más clara.

Aunque llevaba un conjunto de ropa descolorida, ¡su aura y su esbelta figura eran obviamente las mismas que las de esa heroína!

Al parecer leyendo sus pensamientos, Lu Sheng lo miró y dijo débilmente: "Hay muchas personas similares en este mundo. Todavía tengo algunos asuntos que atender, así que no hablaré más con el Joven Maestro ".

Luego, se fue apresuradamente con los dos niños.

De pie en el mismo lugar, Lin Jiang se rascó la parte posterior de la cabeza y frunció el ceño.

"Segunda hermana, ¿quién es ese hermano?"

Lu Jiang preguntó con curiosidad después de que subieron al carruaje.

Lu Xin se rió felizmente cuando vio los pasteles en el carruaje.

Lu Sheng le sonrió antes de responder a la pregunta de Lu Jiang. "Alguien que no conozco".

"¡Oh!"

"Estarse quieto. Vayamos al mercado y veamos si las dos abuelas han regresado ".

Ella había prometido ir a buscarlos y no podía retractarse de sus palabras.

Sin embargo, cuando llegaron al mercado, los dos ancianos ya se habían ido.

Deben haberse ido temprano después de vender los huevos.

Lu Sheng no tuvo más remedio que salir del carruaje para comprar arroz y harina. También compró algunas mallas de filtro de aceite para refinar el aceite.

Ella escaneó sus alrededores y compró algunas libras de frutas en el puesto de frutas.

Después de colocar los artículos en el carruaje, estaban a punto de irse cuando vieron a un grupo de funcionarios pasar junto al carruaje, dirigiéndose a la puerta de la ciudad.

Algunas personas que lloraban siguieron a los funcionarios.

Luego, un grupo de espectadores trotó hacia la puerta de la ciudad.

Lu Sheng miró sospechosamente a la multitud antes de seguirlos por detrás.

Escuchó a alguien decir: "Se dice que una niña de la familia Zhou se ahogó en ese lago de lotos en las afueras de la ciudad".

"¿Por qué la señorita Zhou fue al lago Lotus en las afueras de la ciudad sin ningún motivo?"

Aunque la familia Zhou no estaba a la par con la familia Yu y la familia Deng, que habían sido destruidas, tampoco estaban tan mal. No es posible que estén allí para robar el loto, ¿verdad?

Además, los loto ya eran viejos y era difícil procesarlos. Si la señorita Zhou quería comer loto listo, podía pedirle a sus sirvientes que lo compraran.

"No sé. Iré y echaré un vistazo ".

"Para morir en el lago de loto de otra persona, la familia Zhou tiene que compensar al dueño del lago, ¿verdad?"

El corazón de Lu Sheng dio un vuelco. Cuando pasó por ese lugar esta mañana, no sintió ninguna energía Yin.

Dadas sus capacidades, era imposible para ella no saber que alguien había muerto allí.

A menos que la señorita Zhou no muriera allí, sino que la arrojaron allí después de su muerte.

"¡Segunda hermana, tengo miedo!"

Cuando se enteraron de que alguien había muerto allí, los rostros de los dos niños palidecieron de miedo.