Draíocht.

Capítulo 1. El Regreso

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Capítulo 1. El Regreso.

And I was running far away

Would I run off the world someday?

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Ugh, los viajes en carruaje apestaban. Nada se comparaba a montar en caballo, la brisa del viento en tu cara, provocando la sensación de pequeños cortes en tus mejillas cuando el aire choca con ellas.

Suspiró de forma audible ante el recuerdo, ojalá que por lo menos lo dejaran hacer eso ahora que ya tenía dieciocho años y ya no era aquel crío con cambios de humor extremos, ahora era un omega hecho y derecho gracias a su adorada tía Elizabeth, que lo había ayudado en todo, estaba más que agradecido.

Iba de camino al castillo. Su hogar. Aunque no sentía nada de hogareño y acogedor ahí, todo era totalmente frío y serio. Las únicas personas a las que estaba ansioso de ver era a Gemma, su pequeña hermana, que ahora ya no estaría tan pequeña, estaba a punto de cumplir sus dieciséis años, y sería momento de festejar para que se convierta en una guerrera como su padre.

¡Que emocionante! Se permitió pensar. Mi hermana tres años más chica que yo, sé le permite tomar una espada como si fuera una tiara y yo apenas toco una daga y me lanzan al pozo, vaya vida. No era que quisiera ser cruel, los dos años en casa de su tía, le habían enseñado a que la cabeza logra más que la fuerza, así que tenía que ser inteligente y no dejarse llevar por la rabia. Su hermana no tenía la culpa de que él haya nacido omega y ella alfa, así que tenia que aceptar eso de una vez por todas.

Estaba feliz de volver a ver a Darcy, su purasangre negro que había dejado abandonado, ya que su madre no lo dejó llevarlo con él. Quería ir a cabalgar el bosque con él y encontrar nuevos lagos, nuevas rutas de regreso, ¡todo!

Una sonrisa se plasmó en su rostro inconscientemente, recordaba las palabras de su tía ahora: "No todo es malo en esta vida cariño, aprende a verlo desde otra perspectiva" y tenía razón, estaba su hermana esperándolo, su caballo, su nana de toda la vida también estaba ahí para él siempre, y también... Bueno, al parecer no todo estaba perdido.

Por la ventanilla del carruaje logró divisar las características colinas de su pueblo y por primera vez en todo el viaje se sintió nervioso. No había estado ahí desde hace dos años, estaba seguro que habían cambiado cosas. Algo que estaba emocionado por probar en los troncos de los frondosos árboles del bosque era su arco. Al parecer su tía no era tan distinta a él después de todo, y decidió enseñarle un arte de combate más elegante y práctico. Cuando sucedió quiso desmayarse de la pura emoción, ella le estaba dando la oportunidad que tanto había esperado, y sentía hormiguear las yemas de sus dedos de la pura anticipación de usarlo. Le preocupaba su madre un poco, ya que su tía Elizabeth le exigió de manera férrea que ella no tuviera conocimiento de esto, porque podría causar graves problemas. Así que tenía que cumplir eso.

Dio otro vistazo por la ventanilla y pudo ver el camino empedrado de la entrada del castillo, así que alisó sus ropas, se acomodó el cabello y dio una última mirada a su anillo. Ese anillo, ahora ya le quedaba y desde que lo descubrió no se lo quitaba nunca, sentía que era parte de él. Pero lo que más le gustaba era que lo hacía sentirse fuerte y sobre todo valiente.

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Con ayuda del conductor, bajo los peldaños del carruaje y se dirigió a la gran entrada del castillo. Sus botas de cuero hicieron un pequeño ruido sordo al entrar en contacto con el material del suelo. Cuando salió por completo, dejo que la fría brisa de Escocia se colara a través de su delgada camisa de algodón, dándole la bienvenida. Sabía que en cuanto lo viera su madre, apenas lo saludara, lo haría ponerse el chaleco por encima, ya que así es la "etiqueta". Pero dejó esa preocupación para después.