🦉DÍA 6: Cicatrices🐰

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—¿Por qué te detienes?—

  Fargan se extrañó cuando los mimos de su novio se detuvieron abruptamente. Ambos estaban relajados en la cama luego de una misión bastante complicada, y Alex se había ofrecido el hacerle algunos mimos para relajar sus músculos.

  Alex pasó los dedos otra vez por aquella textura extraña, haciendo que su novio se sacudiera algo incómodo. No era normal que alguien toque esas marcas, y cuando lo hacían le enviaban un extraño mensaje al resto de su cuerpo. 

—¿Qué es esto?—Preguntó curioso el más bajo, intentando volver a tocarlo. Por alguna razón lo sentía agradable al tacto.

  Fargan procedió a quitarse la camiseta, revelando finalmente que era aquello que había tocado. En su espalda, por la zona de las costillas, había dos enormes cicatrices paralelas en forma de líneas verticales. Ahora que lo pensaba Alex, nunca había visto a su novio desnudo de pecho hacia arriba.

  Tocó las marcas otra vez, sintiendo como su novio se removía un poco. Eran muy grandes y llamativas, no se parecía a ninguna otra cicatriz que haya visto antes. Incluso él mismo tenía varias marcas de batalla por su cuerpo, pero ninguna como esa, ¿qué clase de mounstro pudo hacer eso?

  Luego de varias caricias Fargan ya no sentía tanto desagrado, de hecho era una sensación extraña, y que comenzaba a gustarle. Nunca dejaba que nadie vea ni toque aquellas marcas, y sentir como las tocaban con tanto cuidado era agradable. Fue entonces cuando pensó que sería buen momento contarle un poco de su pasado a su novio.

  A pesar de ser pareja hace varios meses ninguno de los dos era muy abierto sobre su pasado, al parecer el de ambos era bastante malo, y preferían mantenerse en el presente. Era por eso que todas las cicatrices en sus cuerpos eran recuerdos que no conocían y por los que nunca preguntaron.
 
  Fargan sabía que Alex no iba a preguntar, pero que se estaba muriendo de la curiosidad. Conocía esa sensación, era la que tenía cada vez que veía la marca azul bajo su ojo y deseaba preguntarle de donde había salido.

—Ahí solían estar mis alas.—

  Ambos guardaron silencio. Alex procesando la información, y Fargan preparándose para seguir con la historia.

—Tú sabes que todos suelen tratarme como si fuera un búho, incluso tú lo haces, pero no es solo por mi antifaz.—Fargan tomó aire y comenzó su historia.

  "Todos sabemos de la existencia de los híbridos, mitad humano mitad animal, después de todo Rubius es uno de ellos. Yo también soy un híbrido, uno de búho. Al igual que Rubius tiene sus orejas y su cola yo tenía algo característico de mi animal, mis extraños ojos y unas enormes alas de las que estaba orgulloso.

  La gente solía impresionarse cuando las veían extendidas por completo, eran enormes y majestuosas. Con ellas podía volar por todas partes, llegando a lugares maravillosos. Eran tan poderosas que podía llevar personas sobre ellas, y volar sin ningún problema. Todo el mundo las amaba, y algunos las envidiaban.

  Mi especie de híbrido es muy rara, de hecho se cree extinta, es por eso que cuando la gente descubrió mis características comenzaron a adorarme como una especie de dios extraño. Era el héroe alado de la ciudad, ayudando a la gente y presumiendo de mis hermosas alas.

  Nunca conocí a mis padres biológicos, solo sabía que ellos me habían dejado al cuidado de los ciudadanos porque sabían del peligro que corría, y no se creían capaces de protegerme. Creyeron que los guerreros de ese pueblo podrían mantenerme a salvo.

  Si mi especie estaba casi extinta era porque muchas personas deseaban tener nuestras alas, tan preciosas y fuertes. Algunos brujos querían las plumas para hacer encantamientos, otros simplemente querían tenerlas para mostrarlas como trofeo de su caza. Nadie nunca me lo contó, por eso yo las enseñaba con tanta confianza, y me paseaba por donde quisiera.

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