Stiles está asustado y algo cohibido porque el estaba seguro de que cuando su mami le dijo que fuera a dormir, él aunque no tuviera sueño, obedeció. Él era un niño muy inteligente para la edad que tenía, solía hablar mucho pero eso era parte de él y su mamá decía que eso era bueno porque no era igual a nadie y eso lo hacía único.
Cuando él se durmió estaba seguro de que se había dormido sobre su cama, él ya era un niño grande y no necesitaba una cuna, eso era para niños pequeños...
El lugar era bonito, todo el suelo estaba cubierto de hojas secas, había árboles por todos lados y hacía un bonito día, camino tanto como sus piernitas le daban porque sentía que debía seguir y encontrar algo, porque ese algo lo llamaba.
No sabía cuando tiempo llevaba caminando, lo que si sabía era que estaba frente a un enorme y majestuoso árbol, era el árbol más bonito que había visto en su corta vida.
Unos pequeños sollozos captaron su atención, buscó por todos lados pero no encontraba a quien estaba sollozando, decidió caminar en rededor del árbol y fue ahí cuando la vio, una pequeña niña rubia sollozaba.
── Oye, ¿poque lloras? ──preguntó con interés y preocupado, no le gustaba ver llorar a las personas y mucho menos tristes.
── Teno ambe ──respondió la niña entre hipidos.
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5 años.
Ya había perdido la cuenta de las veces que llevaba apareciendo en ese lugar, pero aún así no cambiaría nada de eso porque así fue como conoció a su amiga Seren. Una niña bonita de ojos verdes que sufría maltrato por parte de su familia. Le enojaba no poderla ayudar y por más que le decía a su papá que ella necesitaba ayuda su padre no le creía porque decía que su amiga era parte de su imaginación, como si él tuviera imaginación para crear a Seren, sus características y humor. Vale que él había leído sobre eso y enserio había muchos casos pero él estaba seguro de que Seren era real, algo en su pequeño corazoncito se lo decía, además su mamá le dijo que aunque los adultos no pudieran ayudarle a su amiga, él si podía aunque fuera simplemente sólo el hombro donde ella podría llorar o los brazos en los cuales refugiarse para sentirse protegida al menos hasta encontrar una manera más efectiva de ayudarla.
── Hola, Michift ──saludó la pequeña rubia con una sonrisa alegre que le hizo sentir un pequeño dolor en el pecho preguntándose el ¿porque la familia de ella no le quería si ella era una cosa bonita?
Él no pudo contestar pero si que la envolvió entre sus brazos en un abrazo fuerte que se hizo más afianzado cuando la rubia se aferró a él y se soltó a llorar preguntando entre sollozos ¿porqué?. Él no sabía que responder a eso pero si sabía que siempre estaría para ella aún cuando algún día esta dejará de necesitarlo.
