01│Único

389 78 18
                                    

────── ◦☪◦ ──────

─────────────

La primera vez que YoonGi tuvo oportunidad de verlo, JungKook era un niño de cuatro años recién cumplidos, quien se había adentrado por error a la parte más profunda del bosque.

El peliazul recuerda —en ese entonces— haber tomado su tamaño de humano, para después comenzar a jugar con las flores, haciendo que los pétalos de las mismas fueran cambiando su color una y otra vez. En ese instante, escuchó unos pequeños e inseguros pasos aproximarse.

El pequeño YoonGi se escondió detrás de uno de los árboles, procurando evitar que sus brillantes alas verdes quedaran a la vista. No sabía de qué o quién podría tratarse y lo mejor era ocultarse para prevenir cualquier peligro.

Pero el peliazul solamente vio cómo un niño —el cual parecía ser unos centímetros más bajo que él y de cabellos oscuros, bastantes despeinados— llegaba al lugar, luciendo muy confundido y maravillado.

YoonGi lo identificó como un humano y su boca se abrió sorprendida. Había escuchado muchas historias acerca de ellos, pero jamás tuvo la oportunidad de verlos de cerca porque las hadas no tenían permitido abandonar el bosque encantado.

Examinando al niño con atención, YoonGi no pudo notar con exactitud aquello que hacía a los humanos tan superiores y especiales para algunos de su especie, así como tampoco vio la maldad que —según los ancianos— cada uno de ellos poseían.

El pelinegro se quedó recorriendo todo con la mirada por un rato largo, para finalmente abandonar la zona por el mismo camino que utilizó para llegar. YoonGi no había apartado su mirada en ningún momento, estuvo examinando cada movimiento que el humano hacía. Y durante aquella noche, el hada no pudo dejar de pensar en el chico.

Al día siguiente, YoonGi se encontraba sentado junto al lago y el chico volvió a aparecer. Debido a la sorpresa, el peliazul se vio obligado a volar hacia el escondite más cercano que pudo encontrar y el niño pareció notar que algo había desaparecido repentinamente. YoonGi confirmó esto, en cuanto el pelinegro comenzó a preguntar si había alguien allí.

YoonGi sintió mucha curiosidad, pero sabía que no era correcto acercarse al desconocido. Siempre le habían advertido que tuviera cuidado cuando de los humanos se trataba, dado a que estos podían llegar a ser demasiado crueles, egoístas y malvados.

Aunque el pequeño niño, el cual se hallaba sentado debajo del árbol, no parecía ser una mala persona. Pero YoonGi decidió contener sus impulsos, limitándose a observar silenciosamente cómo el chico examinaba las flores y veía a las mariposas volar a su alrededor.

Las visitas del niño se tornaron diarias y YoonGi se encontró a sí mismo aguardando por su llegada. El pelinegro era muy tranquilo y el hada se preguntó qué tan mala idea sería aproximarse al chico y saludarlo. YoonGi decidió entonces, ya encontrándose en su tamaño humano, ocultar sus alas y salir de su escondite.

El pelinegro se sobresaltó al verlo, aunque luego comenzó a mirarlo confundido y curioso. YoonGi no pudo culparlo, pues no cualquier niño tenía el cabello azul, vestía particulares prendas blancas y salía repentinamente en medio de un bosque encantado.

Pero el niño se le acercó y sonrió, para finalmente estirar su mano a modo de saludo. YoonGi miró confundido al otro, sin saber muy bien qué hacer. Jamás había visto o escuchado acerca de la manera en la que los humanos se relacionaban entre sí, no quería arruinarlo.

𝐅𝐋𝐘 𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 ♡̶ : KOOKGI. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora