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Los días pasaban y con ello la angustia de aquel día oscuro. Solo aquellos que conocían la verdad entrenaban sus cuerpos y mentes para la batalla, algunos sentían remordimiento, otros ponían su talento en la creación de nuevos equipamientos. Cada uno tenía sus propios problemas y pensamientos.

Entrenar duro para una batalla que al parecer se conoce un hecho, pero no significa que ganaran ¿o sí? Mientras que otros viven en armonía al no tener idea de lo que está por venir. Pronto sus vidas iban a cambiar ya sea para bien... o para mal.

Durante el desayuno Izuku y Ochako se dieron cuenta que habían recibido una invitación para asustar a un salón, se trataba de una reunión titulada como: «Reencuentro Clase A». No lo iba a negar, pero Ochako se sentía feliz de volver a ver a todos, pero sus ánimos decayeron al saber con fines se volverían a ver. Para recibir una noticia amarga. Sus compañeros no tenían idea de que se enfrentarían, pero sabe que son héroes y deben de estar preparados. Por otro lado, Izuku se sentía nervioso, no les iba a contar absolutamente todo, pero, ¿qué más da? Él está más que seguro que derrotará a All For One, entonces ¿para qué ocultar que su poder nunca fue suyo? Aun así, no dejaba de sentirse nervioso. La primera vez que vio a la mayoría de sus compañeros no lo recibieron con los brazos abiertos.

La heroína que manipula la gravedad se dio cuenta que su novio estaba divagando en sus pensamientos. Quizá ensañando mentalmente algún discurso que diría esa noche. Se acercó a él y le entregó una taza de té. Le mostró una sonrisa y tomó su mano.

—Tranquilo -le sonrió dándole ánimos, -lo harás bien.

Él la miró y asintió para luego corresponderle con una sonrisa. Solo debía hablar con el corazón porque solo así llegaría hasta lo profundo de ellos. No sería difícil, después de todo, fueron sus compañeros.

La castaña se despidió de él con un beso en la mejilla, tomó su bolso y camino directo hacia el hospital. El de hoy lo tenía libre, cada vez que tenía tiempo decidía darse una vuelta por el hospital para ver a su mejor amiga. La chica seguía dormida, pero agradecía que cada día que la veía las vendas sobre su piel reducían. Tenía unas en las sienes de la cabeza y en los brazos.

Lo que no le gustaba en absoluto es no poder conversar con ella. Porque, de hecho, no había despertado desde ese incidente. Ryuku había mandado a un héroe para servir como guardaespaldas, pero en el hospital que había sido transferida la menor es uno para héroes heridos. De cualquier forma, Ryuku no quería inconvenientes.

Inclinó su cabeza a la enfermera por haber cuidado de Tsuyu, y entro a la habitación, las flores que llevaba consigo las colocó en el florero vacío. Cada vez que se marchitan, la castaña le traía nuevas. Abrió la venta y recorrió las cortinas para dejar el aire fresco entrar. Se sentó en una silla cerca de la cama y suspiro, sujeto la mano de su mejor amiga y apretó su labio inferior. Aún que de lo decía que no era su culpa, ella creía que sí. Que por su culpa su mejor amiga aún seguía en el hospital.

Pandora -IzuochaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora