15

1.9K 148 52
                                    


| Nunca calles ni guardes nada. Lo único que ganas es acumular rabia en ti, y esto se verá reflejado en tu mirada y afectará a tu entorno. |

Katsuki Bakugo

Desde ese día nada ha sido igual. Todos los días de alguna manera se tornaron grises para mí, no hay nada en particular que quiera hacer, no puedo distraerme tan fácilmente porque mi cabeza esta dando vueltas sobre ese maldito día, esa noche.

No creí que el convertirse en héroe tratara de hacer esta clase de cosas, pero, no es por eso. El que sea un héroe no significa que haga esto, es algo más, si fuera solo una conocida seguramente no me rendiría y lucharía, haría todo un escándalo.

Si Kirishima, Deku, Ojos de Mapache, El Cara de Tonto o Mitad-Mitad estarían en esa situación... Si, no dudaría, así que, para mi, Cara Redonda es mi amiga. Y por los amigos se hacen estupideces como esta. ¿Acaso estoy sacrificando mi libertad? Una vida esta en riesgo y mi deber es salvarla, no tenía elección después de todo.

No los estoy traicionando.

¡Katsuki Bakugo no es un traidor!

Dos semanas pasaron y lo único que hacía era alejarme de todos cuando se supone que debo hacer todo lo contrario para obtener algo de información. Lo único que hacia era ir a la agencia, hacer mis labores y regresar a casa. Encerrado en mi departamento acostado en mi cama por horas mirando techo, pensando y pensando mientras maldecía al aire.

Me levanté de mi oscura habitación y salí al patio trasero, es pequeño, si organizo un evento solo mis amigos cercanos los invitaría, pero no hago esas tonterías, lo uso para entrenar o hacer ejercicio.

Trueno un poco mi cuello y camino hacia un saco de boxeo y comienzo a darle unos cuantos golpes. Después noto como mis nudillos sangran.

—Oh mierda —digo mirando mi mano viendo como está está enrojecida y lastimada.

—Siempre te he dicho que debes de usar guantes o al menos usar protección en los nudillos —me dice con una sonrisa y deja su pequeña mochila en el suelo.

Había olvidado que le había entregado una llave de mi departamento. O más bien, había olvidado que ella me exigió darle una copia de la llave de mi departamento.

Comenzó a vendarse sus nudillos, y se acercó a mí. Con sus dedos desnudos tocó el saco y este floto.

—Había estado pensando, ¿Qué tan limitado puede ser mi poder? ¿Puedo hacer flotar un edificio de 100 pisos? Eso entra incluido los empleados. —Toma mi mano y me lleva hasta sentarme en una silla. La pierdo de vista ya que entra a la cocina y regresa con alcohol y algodón.

—Oh, mierda, duele carajo —comienzo a quejarme por el ardor y ella se comienza a reír.

—Que llorón eres.

—Puedes hacerlo —le digo y ella levanta su vista y arquea una ceja. Desvió mi mirada hacia el saco de boxeo. —Estoy seguro que tú puedes hacer flotar lo que quieras, no eres una mujer débil, eso lo sé bien desde nuestra primera pelea. Pero, ¿quieres poder, quieres fama o quieres salvar vidas?

—Apuesto que tú dirías el poder, ¿no? De ahí nace el salvar vidas y la fama.

El dolor me hace regresar a mi realidad, había estado recordando una plática de hace meses con Uraraka.

¿Qué si quiero el poder? Quién no quisiera tener una cantidad exagerada de poder, pero, ¿de qué me sirve tener tanto poder si no puedo salvar a nadie? La fama no me interesa, el poder es necesario para salvar vidas, ¿no es así?

Pandora ¹ -IzuochaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora