Y en alguna parte, muy lejos de ti, todo parece un recuerdo lejano. Dónde ya no duele tanto, dónde hay nostalgia de la bonita. Dónde puedo sonreír al recordar tu nombre y tú rostro. Dónde la carga ya no está. Dónde soy libre.
Tengo la seguridad de que eres feliz, siempre has tenido esa habilidad de seguir adelante, a pesar de que la vida nos ha jodido.
Te extraño, no lo niego. Te amo, cada día más y más. Pero, se que lo nuestro no fue más que una pequeña eternidad. Algo que nunca pudo ser, pero que fue. Un suspiro de eternidad que me regaló Dios.