Prólogo

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Las manos descansaban en el interior de los bolsillos de su impecable traje negro. La corbata turquesa le daba el toque final al poderoso aspecto de mi hombre. Es increible como unos ojos podían prometerte el paraíso y cumplir la promesa llevándote al infierno. Ese era su mejor talento, confundir.

El cabello rubio estaba peinado hacia atrás y los ojos azules me miraban con deseos de poseerme. Pero esta vez no caería, no podría dejar que volviera a invadir mis defensas y rompiera el pedazo de corazón que una ves le entregué. En esta ocasión me iba con mi mayor artillería. No estaba entre mis planes ser la víctima de esta novela, yo era la máxima villana. La antagonista que todos detestaban. Esa sombra negra por la que todos sienten amor-odio, esa, era yo.

-Acaba de unas ves con esto -grité enfadada-. Vete a Turquía, lárgate de mi vida. No cabes en mi mundo, Han Nasla. -. Él abrió notablemente los ojos y me entendió, él sabe lo que mi mente trama. Conoce tan bien mis intenciones como conoce mi cuerpo.

-No eres ni de cerca una mujer de verdad, Electra, por lo menos no la que necesito. -Sus palabras me atravesaron como dagas. Pero me las saqué del pecho y se las devolví. Aunque por minutos me matara, en segundos revivía.

-No eres ni la mitad de lo que espero. Eres lo peor que he dejado entrar a mi vida. -Le sostuve la mirada para intensificar el momento y él disimuló una macabra sonrisa. Suelo ser así de dramática cuando me lo propongo, el solía ser mi cómplice, mi mejor coprotagonista, el mejor pecado de cualquier santa, el bocado prohibido de cualquier diabético.

Maldito cabrón. Siempre jugando cartas que no veo venir. Siempre tocando fibras que no dejó de sentir.

-La experta en reparar pedazos soy yo, Nasla, esa no es tu especialidad. No tienes ni el poder, ni los cojones para ser mi dueño, no sostienes el látigo que me domina. -solté. Me miró triunfante, todos mis invitados y amigos presenciaban aquella discusión. Era como si de pronto todo encajara en las mentes ajenas y en las nuestras todavía yacían pedazos sin reparar. Como si todas las metáforas fueran ciertas y sumaran puntos a la ecuación que define nuestro dilema.

-Esto es guerra. -declaró irónico.

-Nacimos para estar en ella -confirmé y él se acomodó la corbata-. No existen tierras ganadas si no se luchan. Tu y yo, -nos señalé-, siempre pelearemos por el mismo terreno.

Se iba a marchar de nuestra boda. Me estaba abandonando en plena ceremonia. Mi madre, lloraba, y mis hermanos apretaban los puños mientras eran retenidos por mis guardaespaldas. Millones de cámaras captaban aquel momento, y yo solo logre levantar mi cabeza y mantener mi dignidad por las nubes. Se acercó a mí oreja fingiendo darme un beso en la mejilla. Aproveché para darle mis últimas palabras, por lo menos las de esa tarde.

-Mientes tan bien. -Ronroneo mi garganta. Solo él y yo escuchamos aquella confesión. Solo nuestros corazones sabían las verdades que esclavizábamos.

-Aprendí de la mejor maestra. -respondió y se fue, dejándome plantada en pleno altar, rodeada de periodistas y víboras, sola en el interior, pero protegida en los alrededores.

Mis enemigos, todos iban a caer. No hay vuelta atrás. Tenemos que enfrentar la última batalla y ganar la guerra sin ningún derecho a rendirme. No tenía dudas. Porque aunque nadie lo supiera, no todas las prendas de vestir tienen solo dos bolsillos, no todas las pieles son lizas e inservibles. La mía y la de aquel hombre, siempre escondía una carta sin ser jugada y un diamante para apostar cerca del final. Sin duda alguna, aquella no sería la boda que tanto me prometi. Aun así, su palabra no se ha quebrado. Faltaban letras por ser escritas y oraciones que plasmar en nuestro libro.

Él, sólo estaba jugando su juego. ¿Quién era yo para jugar contra el rey del póker?

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Holisss... bueno aquí va. Esta historia está subida en otra cuenta que por algún motivo perdí, pero estaré publicando aquí nuevamente y por aquí terminaré la novela.

Gracias a las personas que tuvieron paciencia y aún hasta este momento creen en que puedo seguir con este sueño de leer palabras que pueden salir buenas o malas, pero me harán aprender de mis aciertos o mis errores.

Así que sin más. Espero disfrutar junto a los que me den la oportunidad de ser acompañada.

        🌟🌟🌟  Yeiby 🌟🌟🌟



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