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―Sunoo, ¿qué demonios te pasa?

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―Sunoo, ¿qué demonios te pasa?

Sunoo miró a Sunghoon con una mirada impasible mientras le metía un palito de helado a Jiwoo en la boquita. La hija de Jake se había enfermado los últimos días debido a la ola de frío que azotaba la ciudad, y no era la única: ese día, Sunoo tenía su agenda llena por lo menos durante una semana más.

No le importaba demasiado, porque Sunoo amaba a los niños y no dudaba en ayudarlos si era posible.

Siempre quiso un niño dentro de su familia, y el sueño de adoptar uno seguía ahí metido en su cabeza, a pesar de la inestabilidad con Ni-ki.
Inestabilidad. Como si fuera eso. Como si estuvieran pasando un mal momento y no le hubiera pedido el divorcio oficialmente tres días atrás.

En esos tres días, Sunoo no tuvo noticias de su todavía marido, pero no lo iba a llamar para presionarlo.

Sunoo conocía a Ni-ki lo suficientemente bien como para saber qué decisión iba a tomar finalmente.

―Tose, cariño ―le pidió dulcemente a Jiwoo, que obedeció.

La hija de Jake, que fue producto de su exnovia Karina, era un encanto con todo el mundo. Educada, bonita y tierna, estaba siendo criada por sus dos padres a pesar de que no estuvieran juntos, ya que todavía conservaban una gran amistad aun cuando hubieran sido novios en el pasado.

Karina no tenía problemas en que Jiwoo pasara semanas completas con su padre, pues tenía un trabajo pesado como gerente de una empresa de moda y, por lo mismo, solía viajar durante largos períodos de tiempo; sin embargo, no era una madre ausente como muchos solían pensar. Llamaba a Jiwoo cada noche preguntando como le fue en el día, y cuando Karina estaba en casa, le ponía total atención a su hija. Además, conocía a Sunghoon también, la actual pareja de Jake, y no ponía reparos en que Sunghoon fuera como un segundo padre para Jiwoo.

―Has estado comiendo helado a escondidas de tu tío Sunghoon, ¿no es así, enojona? ―se burló dulcemente Sunoo de la pequeña niña, que enrojeció por la culpa y vergüenza.

―No me cambies el tema ―reclamó Sunghoon, detrás de él―. Sunoo, demonios, ¿cómo se te ocurre...? ¡Ni-ki no merece ninguna oportunidad! ¡Te engañó con su asistente!

El breve recuerdo de ver a Ni-ki tomándole la mano a Jungwon en su oficina, hablándole al oído mientras provocaba que se riera, causó una punzada de dolor en su corazón. Sin embargo, fingió una indiferencia que no sentía para que Sunghoon no siguiera regañándolo.

Sunoo nunca se consideró a sí mismo como una persona celosa, no así como Ni-ki. Mientras Ni-ki era todo posesividad y gruñidos, Sunoo era calma y silencio, porque Ni-ki nunca le dio motivos para dudar de él en esos ocho años que estuvieron juntos.

No hasta ahora.

―Bronquitis aguda ―le dijo a Sunghoon―, sólo descanso, mucho líquido y acetaminofén para bajar la fiebre.

Apego [Sunki] | COMPLETO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora