Parte 3

3 0 0
                                    

Dentro de la vida de un doctor que trabaja durante el turno nocturno  en la guardia del hospital de la ciudad es muy común que todo el tiempo lleguen personas con todo tipo de casos de urgencia, desde víctimas de choques automovilísticos, hasta heridas por armas de fuego. Pero hacía bastante tiempo que no se presentaba un caso tan particular como el que ingresó al hospital ese 31 de enero del año 2019.
Un joven había recibido exactamente 15 puñaladas en su espalda, y el doctor se juró a sí mismo que no había visto tantas heridas en en un mismo sector del cuerpo desde que unos años atrás un hombre había intentado asesinar a su esposa clavándole un cúter reiteradas veces por todo su vientre. Aquella vez había podido salvar a la mujer, ya que llegó en un tiempo considerablemente corto a urgencias, y sus órganos internos no estaban tan afectados debido a que la cuchilla no era tan larga como para generar una herida de gran profundidad.
Pero en este caso realmente no pudo hacer nada más que intentar detener las hemorragias sin éxito. Los órganos internos del muchacho estaban muy dañados, las puñaladas se habían hecho con precisión y estaban muy unidas una al lado de la otra, dejando a la posibilidad de intervención por parte del doctor como una acción completamente nula para esta situación.
Tres heridas se situaban en la cresta ilíaca, dos en el músculo rumboides mayor, cuatro en el músculo dorsal ancho, tres en el aponeurosis dorsolumbar, dos en el aponeurosis del músculo espinoso, y una en el músculo trapecio.
En momentos como este no podía hacerse más que apuntar la hora de muerte del paciente y, por lo general, nunca era una tarea sencilla darle la terrible noticia a los familiares, en especial cuando eran niños. Pero por esta única vez el doctor se dejó llevar y divagó en cómo sería la autopista del muchacho. Probablemente los médicos forenses determinarían que las heridas habían sido producidas con un cuchillo ancho de punta triangular marca Tramontina, de esos que la gente tiene en sus casas,  el mismo tipo de cuchillo que su padre utilizaba para rebanar la verdura cuando se levantaba a las seis de la mañana a preparar los guisos en las madrugadas heladas de invierno cuando él aún era un niño y vivían en el campo, cuando la vida parecía ser más fácil que ahora.

A la vuelta de la esquinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora