Capítulo 10. Segunda parte.

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[MinHyun]

Miré de nuevo los números en dorado incrustados en la puerta. 14. Estaba en el lugar correcto. Toqué con cuidado un par de veces antes de que esta se abriera.

Sonrió.

— Hola — Dijo levantando su mano —.

— Hola — Respondí imitando su gesto —.

— Pasa.

— ¿Cómo estás? ¿Sigues enfermo?

El interior del departamento de Aron era espacioso. Era de esperarse. El edificio era de buen ver tanto por fuera como por dentro. La renta seguro era costosa pero si la memoria no me fallaba no era difícil para Aron sustentar su vida un lugar así.

— Ya estoy mejor — Cerró la puerta detrás de nosotros y rápidamente se colocó frente a mí — Bienvenido — La sonrisa no se le borraba del rostro —.

— Gracias por invitarme.

— Siéntete como en casa — Se hizo a un lado dándome permiso de desplazarme por la sala — ¿Quieres algo de beber?

— Un té está bien.

— Deja te traigo uno.

Se adentró en la cocina la cual estaba separada de la sala por una pared con una gran abertura en el medio simulando una ventana por donde podía verlo moverse de un lado para otro.

Me acerqué al sofá amarillo claro que tenía. La gama de colores era completamente de mi agrado; blancos, azules fríos, amarillos claros y naranjas cálidos. Incluso la decoración estaba pulcramente colocada. Los cuadros perfectamente encuadrados, las pequeñas estatuas en las repisas simétricas e incluso las locaciones de las plantas estaban alineadas con las puertas y ventanas.

— ¿Tú decoraste?

— Venía amueblado. Sólo compré cosas mínimas — Respondió desde alguna parte de la cocina — ¿No te gusta?

— No, lo digo porque me gusta. Es muy lindo. Me sorprendió ver que pudieses arreglar todo así.

Aron sacó su cabeza por la "ventana" de la cocina haciendo una cara de poker seriamente horrible — ¿Qué me estás queriendo decir? — No pude evitar sonreír —.

— Alguien tan feo como tú no podría tener gustos tan buenos.

— Mi gusto es muy bueno — Esta vez estaba saliendo hacia la sala con una taza de té entre manos el cual dejó sobre la mesita de café frente a mí — Siempre me han gustado las cosas bonitas — En la última frase miró en mi dirección, cosa que me hizo sentir ligeramente incómodo —.

— ¿Podrías traerme...

— ¿Azúcar? — No me dejó terminar y antes de que asintiera continuó — Le puse 2 cucharadas, siempre lo tomas así, ¿no?

— No — Respondí seco. Por alguna razón me había incomodado — Ya no tomo el té con azúcar. Me refería a que trajeras tu libreta para decirte lo que tenemos qué hacer

— No lo sabía — Pausó un par de segundos — Te traeré otro — Tomó el té entre sus manos — Ya vengo — Su semblante claramente había cambiado, no podía descifrar si estaba ¿Incómodo? ¿Triste? ¿Enojado? Y eso me molestaba. Siempre fui bueno leyendo las expresiones de Aron pero esta vez no estaba seguro —.

Me sentí culpable al verlo irse y volver con otro té. Yo acostumbraba a tomarlo con azúcar, eso no había cambiado, pero el que Aron conociese incluso esos pequeños detalles de mí me molestaba y más aún la manera despreocupada en que actuaba con eso como si nada hubiese cambiado. Como si yo siguiese siendo el mismo MinHyun de hace dos años y él el mismo Aron. No lo era. Él tampoco lo era.

El té era amargo.

Trajo su libreta y comenzamos con la razón por la que había ido a su casa. Teníamos una tarea en parejas. Yo había llegado tarde así que Suran ya había quedado con alguien, Aron había faltado a clase y tampoco tenía equipo así que nos tocó juntos.

Los organigramas y códigos éticos de nuestra empresa ficticia habían quedado resueltos en poco más de 3 horas. Como Aron siempre fue un año mayor que yo nunca había tenido la oportunidad de trabajar con él por lo que no sabía lo bien que podíamos trabajar en equipo. Algo que sin duda me reconfortaba era cuando tu equipo trabajaba a la par contigo y no te creaba complicaciones o variaciones en los resultados. Con Aron el trabajo fluía más que bien.

— ¿Eso es todo?

— Sí, es todo — Recogí los papeles y los apilé en una esquina de la mesa — Terminamos — Estiré mis brazos al cielo. Me dolía la espalda y los hombros por estar en la misma posición tanto tiempo —.

— ¿Estás cansado?

— Un poco. Me duele la espalda — Giré mi torso para tronar mi columna pero no lo conseguí — Me voy a recostar — Me dejé caer de lado pegando mi cabeza al sillón dejando apenas el espacio justo para que Aron pudiese sentarse, cosa que hizo —.

— Puedes recostarte en mis piernas.

— ¿Enserio? — Me levanté un poco para ver apenas como asentía — Después no te quejes de que mi cabezota es pesada —.

— No lo haré — Dijo sonriente —.

— Más te vale — Me acomodé en sus muslos recordándolos un poco menos delgados. En general, recordaba a Aron con un poco más de masa muscular. No se veía mal, al contrario, le sentaba, pero antes era más cachetón y a mí me encantaba molestarlo con eso —.

Cerré los ojos para descansarlos y grande fue mi sorpresa al sentir su mano acariciando mi cabello. No hice nada, permanecí inmóvil disfrutando de la calidez de su tacto. Lo hacía con tal delicadeza que bien podía haberme quedado dormido, pero en cambio comencé a recordar tiempos de antaño en donde ver a Aron todos los días era algo normal. Ir a la escuela, verme con Aron en los helados para hacer tarea, ir a casa, hablar por teléfono con él, de vez en cuando salir al cine o a comer, acompañarlo a comprar ropa, que él me acompañara a la librería o simplemente caminar para disfrutar el viento platicando de cualquier cosa que se nos viniese a la mente.

Las cosas habían cambiando. Yo había cambiado. Él había cambiado. El "nosotros" había cambiado.

Pero por ese pequeño instante se sintió como si todo fuese igual que hace dos años.

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2021 ⏰

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