Las Mujeres de rostro tatuado de Myanmar (antigua Birmania)

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Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, un rey birmano viajaba por su reino cuando se encontró con una bella joven que pertenecía a la etnia Chin. El rey la cortejó y poco tiempo después la dejó abandonada. El resto de las mujeres al enterarse de lo ocurrido, asustadas de correr la misma suerte, pintaron sus caras de negro utilizando carbón. El truco del negro maquillaje duraba poco y con el tiempo se vieron obligadas a fijar el color negro en su piel de forma permanente mediante dibujos tatuados. Así, las mujeres Chin eligieron ocultar para siempre su belleza sin garantizar del todo con eso el rechazo del cruel rey. Esta tradición se ha mantenido viva durante siglos.

El proceso de tatuaje es lento y doloroso. Con una pasta hecha a base de carbón y una espina se van tatuando la cara mediante múltiples pinchazos. El dolor impide completar el proceso de los tatuajes en el mismo día y de hecho, cuando el tatuaje se realiza alrededor de la boca la chica sólo puede alimentarse bebiendo líquidos durante unos días. El gobierno ha prohibido esta práctica y ya en Myanmar no se ven chicas jóvenes tatuadas, aunque en aldeas aisladas alguna adolescente sigue aún tatuándose.

Hasta la ocupación japonesa, el pueblo indígena de Taiwán, Taroko, había tenido la costumbre de hacerse tatuajes faciales al llegar a la adultez. Una vez que las jóvenes aprendían a tejer y los jóvenes aprendían a cazar, se hacían tatuajes en el rostro. Se creía que solamente aquellos que llevaran tatuajes faciales serían autorizados a cruzar el Puente del Arco Iris hacia el cielo después de la muerte. Las administraciones coloniales japonesas y chinas, sin embargo, prohibieron la costumbre, que terminó cayendo en desuso. En la década del noventa, la población de antiguos Taroko que todavía tenía tatuajes faciales casi había desaparecido.

El tatuaje se difundió en Occidente gracias a los exploradores de los siglos XVIII y XIX. Uno de ellos, el capitán Cook describió en sus libros el proceso antiguo del tatuaje al entrar en contacto con indígenas de las Islas Marquesas y con los maoríes: "Manchan sus cuerpos pinchando la piel con los instrumentos pequeños hechos del hueso, que estampan o mezclan el humo de una tuerca aceitosa [...] En esta operación, que es llamada por los naturales "tattaw", las hojas dejan una marca indeleble en la piel. Se realiza generalmente cuando tienen cerca de diez o doce años de la edad y en diversas partes del cuerpo."

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