Pequeñas alegrías inesperadas

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Esto lo escribí para la Kacchan Birthday Week del grupo de FB BakuDeku / KatsuDeku 80's & 90's Kids (aka el motivo por el cual aún no dejo FB).

Tema: Niños

Bakugou y Deku acaban de graduarse y trabajan como héroes profesionales. Son pareja desde segundo tercer año y decidieron vivir juntos. Un día reciben una llamada que cambiará sus vidas.

Pequeñas alegrías inesperadas

Esa era una de las pocas ocasiones en las que sus días libres coincidían. Izuku y Katsuki estaban aún en cama acurrucados a pesar de que pasaban de las diez. Acababan de tener sexo y simplemente estaban disfrutando del estar juntos y no tener ninguna preocupación por un día. Tenían pocos planes: desayunar algo, lavar ropa y relajarse viendo películas; tenerse el uno al otro y poder besarse, abrazarse o hacer el amor si se les antojaba sin preocuparse de aparentar que sólo eran amigos y compañeros de trabajo.

La Comisión les había prohibido revelar su relación al mundo y aunque había muchas personas que sospechaban y presionaban por saber la verdad, ambos habían tenido que reducir sus muestras de afecto en público a cero. Cualquier cosa que se pudiera interpretar como más que camaradería fraternal causaba que La Comisión les mandara amonestaciones. Y por eso mismo valoraban esos momentos como ningún otro.

Izuku daba pequeños besitos en el hombro de Bakugou mientras él le acariciaba la espalda con placidez cuando sonó el teléfono de la casa. Ambos se miraron extrañados pues no eran muchas las personas que tenían ese número, únicamente su familia y algunos de sus amigos más cercanos.

—Te toca contestar —dijo Izuku gruñendo por tener que separarse de los brazos de su Kacchan y girándose en la cama para dejarlo libre para levantarse.

Katsuki bufó molesto, pero se levantó sin decir nada y en su espléndida desnudez caminó a la cocina para contestar. Izuku admiró su trasero mientras se iba y luego se acurrucó en la cama echando de menos el cuerpo junto al suyo. Escuchó a lo lejos cómo su novio contestaba el teléfono y decidió que sin él en la cama no tenía sentido estar ahí así que se levantó. Se puso los calzones y una camiseta que no era suya y fue a la cocina.

Kacchan tenía el ceño fruncido y una expresión que Izuku identificó de inmediato como angustia y se preocupó.

—¿Qué pasa? —dijo bajito gesticulando para que pudiera leerle los labios.

Katsuki juntó dos dedos para indicarle que le esperara un momento mientras escuchaba lo que la persona al otro lado de la línea decía.

—¿Cuándo podemos ir por ellos? ¿Dónde los tienen? —preguntó y escribió algo en el cuaderno que usaban para hacer la lista de las compras—. ¡Vamos ahora mismo! —dijo y colgó, aunque se escuchaba que la persona seguía hablando del otro lado de la línea.

—¿Qué pasó, Kacchan? —preguntó Izuku siguiéndolo a la habitación donde empezó a vestirse con prisas.

—Vístete rápido. —Le aventó su pantalón y siguió vistiéndose—. Te explico en el camino.

Llegaron al centro de Servicios Sociales en tiempo récord, y aunque ambos sabían que al día siguiente les llegarían las notificaciones de multa por exceso de velocidad, no les importaba. Entraron corriendo. Katsuki miró alrededor buscando, pero sólo vio a la señorita de recepción que no se había percatado de su presencia por estar en el celular viendo tiktoks.

—Buenas tardes —se adelantó Izuku en cuanto vio que Kacchan estaba por gritarle—, ¿nos podría decir donde tienen a los hermanos Shimano?

La señorita dejó al celular a un lado y empezó a responder, pero se interrumpió al instante en cuanto los reconoció.

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