Lady Bizcocho

Capítulo 3

Los personajes son creados por la escritora Kyōko Mizuki, uno de los seudónimos de Keiko Nagita, y la mangaka Yumiko Igarashi, seudónimo de Yumiko Fijii, publicado en Japón por Kōdansha Ltd. desde 1975 a 1979.

CAPÍTULO 3

—Pasa, ponte cómoda. Espero no te pase lo de la otra vez, que casi te mueres del sofocamiento. Abriré la ventana para que entre aire fresco.

Albert al mirar a su alrededor, se sentó y se dijo en sus pensamientos: "espero no le dé, nuevamente, por quitarse la ropa".

—Traeré limonada, relájate —le comunicó Candy con una amable sonrisa.

—¡Y estas fotos?

—¡Ya voy, dame un minuto! —Candy regresó a la pequeña sala llevando entre las manos una charola que contenía una jarra de limonada y galletas horneadas por ella misma—. Pruébalas. Las hice yo... son de mantequilla con chispas de chocolate. ¡Qué tal su sabor? ¿Verdad que me quedaron deliciosas?

—Sí, son sabrosas, están crujientes. Le rinden honor a tu nombre, dulce.

—Gracias, tú también eres dulce. Por cierto, ¿qué me preguntaste?

—Ah, las personas del portarretrato... ¿son tu familia?

—Sí. Quiero ganar el concurso, en parte, para darles la mitad de mi dinero a esas hermosas mujeres que me cuidaron.

—¿Te cuidaron?

—Mis padres me dejaron en un orfanato, ellas me educaron y me dieron las herramientas para salir adelante.

—Y la otra parte: ¿a qué la vas a destinar?

—Hm. ¡Quiero comprar este apartamento!

"Cuando te cases conmigo, viviremos en mi casa. No te hará falta nada".

–Aunque... estoy segura de que a Terry no le gustará en nada la idea —a Albert ya se le hacía tedioso la mención del actor.

—Y volvemos con el Terry ¡terrible! Insisto mal auguuurioooo.

—Ja, ja, ja, eres chistosa, dime: ¿cuántos novios tuviste?

"En realidad, ¿les digo algo estimados, lectores (sí, les hablo a ustedes que se están enterando de mi historia con Candy) ?, solo tuve una, le diré su nombre en masculino; así no seré mentiroso"—Nada más uno: Sandro, fue un bonito romance, pero tormentoso.

—¿Has tenido relaciones? Ja, ja, ja, se te subieron los colores al rostro, contesta.

—Sí, ¿y tú?

—También, lo hice con Terry en tres ocasiones —respondió con la cabeza gacha.

—¡Te maltrató ese infeliz!

—No, al contrario, para nada, no me dolió tanto como le suele suceder a la mayoría de las chicas —replicó con una sonrisita traviesa.

—¡¿Entonces?!

—Te explicaré, era nuestro tercer encuentro, él me dijo: "nena espero no haber sido tan rudo contigo". Yo, estúpidamente, le contesté: "no te preocupes, no sentí tanto dolor porque lo tienes pequeño; deja de angustiarte" —Albert se carcajeó sonoramente—. No te rías, desde entonces... no hemos intimidado más, puede ser el motivo por el cual no me ha pedido matrimonio.

Mientras, Candy hablaba, Albert meditaba: "¡Ni te lo pedirá, de eso me encargo yo! Te garantizo que conmigo jamás tendrás esos problemas de cama".

—Después de la cena, buscaré la forma de explicarle de que el tamaño es lo de menos.

—Ay, no, mi princesa, no me vengas con esos cuentos. Tooodo aspecto de la relación amorosa es fundamental. La mujer debe sentirse amada en la calle, en la casa y en la cama.