No era asi.

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Nunca fui de la que pensaba en el matrimonio como una opción, menos una mujer de hogar, mucho menos confiaba en las promesas, pero ahora, estoy aquí prometiendo mi amor y lealtad al dueño de una sonrisa que me hace querer vestirme de blanco y jurarle  que seré suya hasta que mi último suspiro sea audible.

El lo tiene todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora