Capítulo 8

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            A pesar de haber pasado ya cinco años, Kazemaru recuerda a la perfección su último viaje juntos. Nunca olvidará las noches en el hotel, ni los besos en cada lugar turístico que visitaban, las fotos, las risas... Pero ahora todo era diferente. En este momento, el peliazul estaba ayudando a su querido Endou a vestirse para su boda con Natsumi. El día que más temía había llegado. El día en que perdería a Endou para siempre... A pesar de la tristeza que sentía en su interior, trataba de aguantar las lágrimas. Endou parecía feliz al fin y al cabo. No quería fastidiarle su día especial... El peliazul, como adulto que era, sonreía mientras lo ayudaba. “Si amas a alguien, déjalo ir...”, pensaba él.

            -¿Está nervioso, amo Endou? –Pregunta Kazemaru mientras terminaba de preparar a su amo.

            -Un poco, quizás... –Responde el castaño mirándose al espejo-. No puedo creer que vaya a casarme...

            -Todo saldrá bien –susurra el sirviente. Endou lo mira y sonríe leve.

            -Eso espero...

            -¡Mamoru-san! ¡Kazemaru! –Los llama Nana-. ¡Ya tienen la limusina esperando en la puerta!

            -¡Ya vamos, Nana-san! –Avisa Kazemaru-. Bueno, llegó la hora.

            -Sí...

           Kazemaru termina de arreglar a Endou y luego se mira al espejo para peinarse un poco. Llevaba su pelo suelto, a diferencia de su habitual recogido, e iba vestido con un traje negro bastante elegante. Luego se da la vuelta y mira a Endou. El traje de novio le sentaba tan bien...

            -Vámonos ya –dice Kazemaru-. No queremos llegar tarde a su boda, ¿no?

            -No, claro que no –sonríe Endou. Ambos bajan las escaleras rápidamente y se encuentran a Nana en la puerta.

            -Mi más sincera enhorabuena, Mamoru-san –felicita Nana.

            -Muchas gracias, Nana –responde Endou. Sus padres se acercan a él.

            -Mamoru, espero que seas muy feliz con Natsumi al igual que yo lo soy con tu madre –comenta el señor Endou.

            -Lo seré –sonríe el castaño.

            -Kazemaru, lleva sano y salvo a Mamoru hasta la iglesia, ¿de acuerdo? –Ordena la señora Endou.

            -Por supuesto, gran ama.

            -Bueno, pues nosotros nos vamos ya, Nana, Tanaka –anuncia el señor Endou-. No te retrases, Mamoru.

            -No, padre.

            -Nos vemos ahora. Y no te pongas nervioso –sonríe su padre mientras salen los cuatro de la casa, montándose en su correspondiente limusina y partiendo de allí. Kazemaru mira a Endou.

            -Cuando quiera, partimos, amo Endou –ofrece el sirviente.

            -Claro. Vamos ya.

            Endou sale de la mansión y se monta en el asiento del copiloto de la limusina mientras Kazemaru cierra la puerta con llave. Después, se monta en el asiento del conductor y arranca el coche, comenzando a conducir hasta la iglesia.

            La iglesia está llena de gente. Los familiares más importantes están al frente. Algunos parientes lejanos están en los asientos centrales. Los sirvientes se encuentran al final del todo. Kazemaru observa a Endou, quien está en el altar esperando la llegada de Natsumi. El corazón del peliazul late con fuerza. De algún modo, aún tenía la esperanza de que no se casara con ella... Pero sus sueños se desvanecen cuando la puerta de la iglesia se abre y la novia comienza a pasear por el pasillo hacia Endou. La melodía nupcial hace que el peliazul sienta un dolor inmenso en el pecho.

            -Estamos aquí reunidos para unir en sagrado matrimonio a Mamoru Endou y a Natsumi Raimon.

            Esas son las primeras palabras del cura. Las palabras de bienvenida apenas llegan a los oídos de Kazemaru, pues está sumido en sus pensamientos. Los padres de Endou le habían dicho que tenía que escribirles un breve discurso de felicitación, igual que Tanaka lo hizo en su día con ellos. Después de la habitual misa, llega el momento de las lecturas de los discursos de los familiares. Son cortas pero intensas. El discurso del peliazul sería el último, así que estaba atento para cuando llegara su turno. Tras una familiar de Natsumi, Kazemaru se levanta de su asiento con la orden del señor Endou y se acerca al altar ante la sorpresa de Endou, quien no sabía nada. El sirviente se coloca junto a la futura pareja y se aclara la garganta.

            -Mamoru Endou, comienzo por usted, pues es mi amo desde que tengo uso de razón. ¿Qué decir de usted? Comprensivo, paciente, alegre, entusiasta, preocupado, entregado, amable... Un hombre dispuesto a todo por todos. Desde que lo conocí, supe que jamás iba a dejar de servirle pasara lo que pasara, pues fue gracias a usted y su familia que tengo un lugar al que puedo llamar hogar. Me dirijo a usted hoy aquí para darle mi más sincera enhorabuena y desearle que alcance la felicidad con esta mujer que está a su lado, Natsumi Raimon. Estoy seguro de que ambos vivirán una vida repleta de emociones y buenos momentos –la sonrisa de Kazemaru se mantenía durante todo el discurso, al igual que la de los novios. Sin embargo, en el interior del peliazul, su alma lloraba y lloraba-. Natsumi Raimon, a pesar de que a usted no la conozco tanto como para decir mucho, sé que es una persona maravillosa, y estoy completamente seguro de que cuidará a mi amo para siempre, pase lo que pase. Será un placer servirla a usted también en lo que me pida, futura señora Endou –el sirviente hace una leve reverencia. Al reincorporarse, mira a ambos-. Mamoru Endou, Natsumi Raimon, sean felices.

            Kazemaru se aleja de ellos con una leve sonrisa y el aplauso de los presentes. Los novios se han emocionado con el discurso. El sirviente se queda de pie al final de la iglesia. Natsumi y Endou se ponen el uno frente al otro. Llegó la hora de los votos matrimoniales...

            -Natsumi Raimon –comienza el cura-, ¿quieres recibir a Mamoru Endou como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle todos los días de tu vida?

            -Sí, quiero –responde sonriente ella.

            -Y tú, Mamoru Endou –continúa él-, ¿quieres recibir a Natsumi Raimon como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

             Endou mira al fondo de la iglesia durante un segundo y ve a Kazemaru en la puerta. El peliazul le muestra una sonrisa triste y, antes de que el castaño pueda responder, sale de la iglesia rápidamente, sin querer ver el final de la boda.

Inazuma Eleven FanFiction - Boku no Ouji-sama (EnKaze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora