02

2.1K 310 119
                                    

Jungkook y Jimin son bastante felices en su pequeño mundo. Un mundo donde día tras día se divierten, pero más importante que cualquier otra cosa, es un mundo que les pertenece a ambos.

Pasar por el Starbucks luego de clases es el pan de cada día, pues este queda de camino a la playa y no pueden evitar detenerse para comprar unas bebidas. La ciudad en la que viven es soleada y calurosa, con un cielo despejado y diversas personas que pasean en bicicleta a pesar de todo el calor. Llueve seguido en los veranos y la playa tiene gigantescas olas la mayoría del tiempo.

Es un lugar simple, nada elegante. Pero son días buenos si es que Jungkook y Jimin están juntos.

Jimin vive cerca de la costa, en una gran casa desde donde puedes oler el mar. Está cercada por completo y cuenta con un gran patio, dos pisos y grandes ventanales. Las chicas de la playa viven en una clase mayor de lo que sus pantalones cortos y franelas gastadas te podrían hacer pensar.

Jungkook vive al otro lado de la ciudad, pero no es un problema que vaya después de clases a quedarse un rato con Jimin. Las familias de ambos se han hecho cercanas luego de que su amistad continuara por todo ese tiempo.

Así que ese día hacen lo que usualmente les gusta hacer.

Cuando llegan a la playa, se quedan admirando las olas, en silencio, terminando sus respectivas bebidas. Se han quitado los zapatos para sentir la arena en sus píes.

No van a entrar al agua (nunca lo hacen), pero mojan sus píes en la orilla mientras se cuentan el uno al otro qué tal ha resultado el día de clases.

Los minutos pasan, entonces, tal cómo siempre que llega la hora de irse, Jimin no se quiere ir y Jungkook tiene que llevarla cargada en su espalda.

Llegar a casa de Jimin, y que los padres de esta no estén, significa que pueden saltarse la merienda e ir afuera a tontear en el patio o en la casa del árbol de Jimin por un buen rato.

No es que no tengan hambre, pero es un día especial para ambos. Están ansiosos porque abrirán la cápsula del tiempo que enterraron hacía un año.

La hacen cada año sin falta.

Era el momento de abrir la del año anterior y hacer una nueva.

— ¡Gran idiota, ten cuidado! — Jimin se quejó, haciendo pucheros cuando Jungkook manchó con tierra el borde de su vestido sin querer.

— Jimin... En la playa sólo te querías revolcar en la arena. — divertido, Jungkook rodó los ojos, tomando entre sus manos la cajita de madera que ambos habían dejado bajo tierra hacía exactamente un año —. Honestamente, tengo miedo del posible estado en que esté la papa frita que enterré en esta caja.

— Oh, dios. Sí. — Jimin dejó salir una suave risa, tapando su boca con su pequeña mano —¿Por qué se te ocurrió enterrar una papa frita?

— Porque las papas fritas son mis diosas, mis guías. — Jungkook le respondió cómo si fuera obvio, poniendo los ojos en blanco una vez más —. Me ofende el simple hecho de que preguntes. Y mucho más cuando tú enterraste un papel.

— Un papel que dice algo muy importante. — Jimin alzó una ceja, coqueta y pícara —. Pero por juzgarme no te pienso decir.

— Ni siquiera quiero saber. — mintió Jungkook, mordiéndose el labio inferior para esconder su sonrisa.

Jimin procedió a acercar la caja hacia su regazo y abrirla, haciendo una mueca al instante.

— ¡Jungkook! ¡¿Por qué una papa?! — chilló, haciendo que Jungkook estallara en escandalosas risas.

— Era para poder verte reaccionar así. — bromeó el chico.

— Eres insoportable. — Jimin le dijo, ahogando una risa que dejaba en evidencia que no estaba para nada de mal humor.

Ella siempre había sido tan adorable, ¡Jungkook perdía la cabeza por ella! La quería más que a sus papás fritas.

— Deberías decirme lo que dice ese papel. — le dio un suave codazo Jungkook, haciéndole ojitos de perrito.

— Si te comes la papa esa, entonces yo te digo. — Jimin hizo un baile con sus cejas de abajo hacia arriba, provocándolo.

— ¡Eso no es justo!

— Es un secreto muy valioso. — Jimin se justificó —. Voy a arriesgar mucho dejando que lo sepas, pero ya que ha pasado tanto tiempo tal vez sea bueno finalmente decirte.

— Si estamos confesando secretos... — Jungkook se rascó la nuca, riendo un poco —. Una vez me comí un pan que se cayó al suelo.

— ¿Estaba bueno? — lo molestó Jimin con una media sonrisa.

— No lo sé, tú dime.

— ¿Yo?

— Te di un pedazo de ese pan. — Jungkook se encogió de hombros.

Jimin estalló en incontables carcajadas.

— Mi secreto es un poco más sorprendente... — Jimin bajó la mirada, jugando con aquel papelito doblado entre sus dedos —. El año anterior escribí una confesión en este papel. Escribí que me gustabas.

— Ah. — Jungkook asintió, sin procesar aquellas palabras —¡¿AH?! ¡¿QUÉ?! — y ahora estaba por desmayarse.

Somos mejores amigos desde hace un buen tiempo ya, así que no creí en arriesgarme y decirte algo. — confesó, tímida —... Por lo que hice aquel papelito, y me dije a mí misma que, si para el año siguiente aún sentía cosas por ti, pondría otro papel.

— ¿Y entonces...? — casi sin aliento, Jungkook la miró con sus ojos muy abiertos. Casi empezaba a ponerse pálido.

Entonces, Jimin sacó un papelito nuevo, que estaba escondido dentro de sus tenis.

— Me gustas. — Jimin se encogió de hombros, sonrojada, alzando el papel a la vista de Jungkook.

Jungkook no tuvo palabras durante unos segundos.

Hasta que decidió actuar y posó su mano encima de la de Jimin, cubriendo sus dedos y el papelito que sostenía entre estos.

El chico y la chica se observaron dentro de los ojos contrarios con sus rostros rojos de la vergüenza y los nervios, entonces se inclinaron el uno al otro, torpemente, con inexperiencia y cariño.

También me gustas. — Jungkook susurró, sintiéndose como si flotara.

Podrían haber escondido aquel secreto por mucho tiempo más si así lo deseaban.

Pero de todos modos, nunca existiría una chica, y un chico, que se guardaran tanto amor cómo lo hacían ellos.




fin

cortito, pero muero por escribir más cosas tiernas y menos cosas tristes 💖💗💖💖💗💖💗💗💖💗💖🍰🥺🐣

Monachopsis ♡ ♡ >>> KOOKMIN (minific)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora