𝐍𝐎 𝐌𝐄 𝐃𝐄𝐋𝐀𝐓𝐄𝐒 ━━ Markhyuck.

Capítulo 01. ⌗ ❜

01. DESCUBIERTO

Donghyuck suspiró y con alterados ojos vio a sus lados, encorvándose en su asiento, aunque nadie hubiese, bueno, si habían personas, pero ninguna se encontraba interesada en él o en lo que estuviera haciendo. Ignoraban su presencia allí.

Aún así y con los nervios corriendo a través de su torrente sanguíneo, Donghyuck procedió a sacar un cuaderno de su negra mochila, con una sospechosa parsimonia mientras sus redondos orbes continuaban viendo que nadie tuviese su mirada clavada en él. Una vez fuera, procedió abrir el mismo en la última página, donde tres engrapadas hojas yacían. Con temblorosas manos las tomó.

Sus orbes recorrieron aquellas garabateadas hojas más de diez veces la noche interior, se sabía casi a la perfección lo que en ellas había escrito.

El chico lloriqueó y su cabeza, sin cuidado alguno, apoyó en la mesada que se encontraba ocupando en aquella desierta biblioteca. Internamente se encontraba fragmentado, sabía que robar las respuestas de su examen de álgebra no era lo correcto, ni moral ni políticamente correcto. Por supuesto que lo sabía.

Pero eso no lo detuvo, se encontraba desesperado y necesitaba una buena nota. De lo que llevaba de ese primer semestre, que eran casi tres meses ya, sus notas en la materia eran desastrosas, no superaban el cinco y estaba harto. Por más que prestara atención, por más que el profesor amablemente le explicase las cosas y por más que su amigo también lo hiciese, no había forma de que entendiera y sus notas superaran el cinco. Era imposible.

Como si estuviese condenado a ello.

Por lo que, cuando comentó hace dos días, su desespera situación a quien era su compañero de banco, éste le dio la más brillante y más hilarante idea; de que buscase la forma de ingresar a la sala donde los profesores solían descansar y robase las respuestas del cajón que el profesor de matemáticas solía utilizar. Claramente Donghyuck se rió y no tomó en serio lo que su compañero dijo, es decir, Hwang solía borrar con todo y decir los disparates más grandes constantemente.

No tenía caso escucharlo. Aunque, echó unas buenas risas y se olvidó de su desesperada situación por un momento.

Pero al siguiente día de ese, aquel loco disparate, no le pareció tan malo. Al contrario, le pareció la justa solución que necesitaba, su calificación en la materia era pésima, un vergonzoso cuatro resaltaba entre sus ochos o nueves. No toleraba aquello y aunque aún le quedase el segundo semestre por delante, sin una buena nota en un examen tan importante como ese, todo se iría por la borda más negra que hubiese. Y no podría permitirlo.

Por lo que guiado por su desesperación más pura y su más latente impulsividad, le pelinegro se excusó con el profesor de historia diciéndole que necesitaba ir al baño, su petición fue concedida y más que rápido salió disparado de su asiento. Antes de continuar por el pasillo que llevaba a los baños, dobló a su izquierda, caminó y caminó hasta que las escaleras vio, bajó las dos plantas y siguió caminando. Hasta que, ante sus inseguros orbes, se encontró la entreabierta puerta que daba al despacho que los profesores usaban. Ya sea para dejar sus pertenencias, libretas o libros como pruebas sin corregir.

Titubeante y con la respiración acelerada, se asomó. Nadie, ni un alma.

Antes de que pudiera razonar o siquiera analizar bien lo que estaba haciendo y porqué no debería ni concretar aquello, ingresó y rápidamente buscó en los cajones el nombre de su profesor, al hallarlo lo abrió y sorprendentemente no tenía llave. Sus temblorosos dedos tomaron la carpeta que en grande tenía escrito; Examen de matemáticas, último año. Tema: Álgebra. Y corrió fuera.

Torpemente se colocó los papeles bajo sus prendas y con la respiración agitada, una expresión turbada y algo de sudor en su pequeña frente, volvió a su clase.