Un experimento arrogante...
Una kigeni en apuros...
Muchos cazadores...
Y solamente él puede protegerla...
¿Y tú? ¿Estás dispuesto a liberar a tu animal interior?
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Capítulo diecisiete
Sometido
Galina.
Sentí un dolor punzante en la espalda cuando me ergui. La bofetada que me dió Talbot me lastimó más de lo que creí.
Sentí la mirada acusadora de Jaguar pendiente de todos mis movimientos. Cómo cualquier otra persona que acaba de ser encerrada dentro de una jaula,me aferré a los barrotes y tiré de ellos queriendo abrir la puerta,ilusa de mí,si ellos que sin grandes y fuertes en extremo no lo han conseguido hasta ahora,¿Qué iba poder hacer yo?
Solté un bufido por mi impotencia y terminé pateando los barrotes, comencé a dar vueltas por mi jaula como lo haría un animal.
Estaba incómoda, desesperada, malhumorada. Y para colmo de males,no solo tenía que soportar la irritante mirada de Jaguar sino también la de los otros animorphes, especialmente la del felino al que Talbot se refirió como 521.
Me observaba en silencio sentado sobre su colchoneta con las piernas dobladas en posición de loto arrinconado entre las sombras,sus ojos grises brillaban igual que plata derretida sobre un lienzo negro manchado de rojo,era perturbador y cada vez que mis ojos se encontraban con los suyos me venía el recuerdo de las palabras de Talbot:
«Mira 521,ya te conseguí una nueva pareja,mañana será tuya...»
Una descarga eléctrica me hacía estremecer cada vez que lo recordaba. ¿A qué se refería Talbot con eso de que iba a ser suya? No parecía ser algo que fuera a gustarme.
Ferozmente rebatí mis propios pensamientos,no era hora de estar divagando así que me armé de valor y encaré a Jaguar, había llegado la hora de explicarle lo que había hecho.
—¡Bien! ¡Tenías razón! — proferí, suponiendo que eso lo hablandaría,con lo ególatra que es.
En ningún momento Jaguar soltó un "te lo dije". Por lo menos no en palabras, porque su mirada estaba cargada de puro reproche y me aguijoneaba con ella desde su celda haciéndome sentir pequeña.
(...)
Jaguar.
Galina estaba más enojada que asustada en este momento. El 521 no le quitaba la vista de encima desde que Talbot dijo que se la entregaría para las pruebas de progenie.
