Las grandes puertas del Templo le daban la bienvenida, sus pasos siendo firmes, sensuales y certeros mientras se dirigía al centro del lugar.
Su tirso hecho de plata y oro, con adornos de hiedra enredada, teniendo como corona una figura de piña de oro puro, sonaba con cada toque que daba contra el pulcro piso del santuario. Vestía un peplo de color negro con dorado, largo y suelto, arrastrándose a su paso, su diminuta cintura y su delicado cuerpo no quedando a imaginación, el peplo contando con una larga línea de abertura entre las telas cerca de sus piernas, dejando las mismas a la vista en cada ocasión que se movía.
Su lacio y sedoso cabello marrón decorado con suavidad por una corona de laurel, mientras una copa de oro llena de vino descansaba en su mano derecha, la cual se mantenía alzada, no más arriba de su pecho, mientras seguía adentrándose.
Todas las miradas cayeron en él cuando llegó por fin a su destino.
―JeongGuk, Dionisio, te estábamos esperando. ―escuchó aquella potente voz, sonriendo socarrón cuando respondió.
―Padre, ya he llegado. ―su suave y delicada voz haciendo suspirar a algunos presentes.
JunMyeon, conocido como Zeus, se levantó de su trono, hablando con una sonrisa ladina a los que se encontraban ahí, su estruendosa voz retumbando en el lugar.
―Hoy, estamos acá reunidos para darle la bienvenida al, ahora, dios Dionisio, a su puesto en los doce dioses olímpicos.
Los aplausos no se hicieron esperar dando inicio a la fiesta por su llegada, lleno de vino y uvas, JeongGuk se permitió gozar de la música y la sensación exquisita que le dejaba la sustancia en su copa dorada.
Sin ser consciente de la mirada de un ser en especial sobre él. Una llena de lujuria y deseo.
A muchos metros de distancia, un TaeHyung admiraba embelesado la hermosura de aquel joven dios, no teniendo descripción para tal majestuosidad.
No le importaba que su oscuro y ondulado cabello estuviera apenas peinado, su ropa un poco arrugada, ni las marcas en su cuello y pecho un poco descubierto, solo quería seguir mirando al dueño de todos sus suspiros.
―Ámpelo... ―escuchó la voz de su mejor amigo llamarlo en un susurro, pero decidió ignorarlo y seguir admirando a su nuevo objetivo, absolutamente cautivado― ¡TaeHyung! ―esta vez fue un poco más fuerte, ganando un suspiro cansado y la mirada del mismo.
―¿Qué?
La mirada de Christopher destilaba molestia, mascullando al hablar― Te he estado llamando por quince minutos.
―¿Y?
―¿Cómo que "¿Y?", TaeHyung? ―jadeó, realmente enfadado― Necesitamos irnos, nos han mandado a buscar, y tú estás acá haciendo no sé qué.
―Chris... ¿Qué pasaría si uno de nosotros se llega a... enamorar? ―susurró en pregunta, ignorando lo antes dicho por su acompañante mientras miraba de nuevo a Dionisio.
―Es imposible, los sátiros no nos enamoramos. No pienses tonterías, Tae.
―Yo... no creo que sea tan imposible.
―Igual, aunque uno de nosotros se enamorara sería castigado, no está permitido para nosotros, lo sabes. No sé a qué viene todo esto. ―frunció el ceño, realmente no entendía.
―Chris... creo que... ―TaeHyung comenzó bajito, no inmutándose cuando el dios que se estaba llevando todo de sí le correspondió la mirada, sonriéndole de lado.
Sí... había caído a los pies de JeongGuk.
―Me han hechizado...―susurró.
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©-THVVK
La saqué de borradores xdxd ya merecía estar ^^
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Dionysus | Vkook [FINALIZADA]
FanfictionEl sátiro Kim TaeHyung está completamente enamorado del dios del vino. ❝ Déjame ser adicto al vino, déjame ser adicto a ti ❞ ✓ Two shot | intro + dos capítulos ✓ Historia original. ✓ JungKook bottom & TaeHyung top. ✓ Mitología griega. ✓ Contenido...