SIN DAÑOS A TERCEROS

Two Shots

Chapter Two

Hola guapuritas XD

Este capítulo debo iniciarlo agradeciendo a la hermosa y talentosa Flika por su ayuda invaluable, vales mil bb.

***************************************

Una vez en casa, Erwin lleva a Mikasa a la habitación de huéspedes, y le pide que tome un baño para que no ande mojada o se enfermará.

-Iré por algo de ropa, ya regreso.

Ella asintió y se adentró en el baño, mientras el agua lavaba su cuerpo, ella deseaba que también se llevase los recuerdos que la invaden atormentándola día y noche.

No puede borrar de su mente cuando el mejor amigo de su papá, quien los visitaba seguido, trató de robarle su inocencia y de paso culparla por ello.

Flashback

Mikasa jugaba con sus muñecas, esas que tanto cuidaba por ser regalo de su mamá, extrañaba tanto sentir sus abrazos y sus cuidados. Pero al menos su recuerdo aún perduraba en su memoria, a pesar de perderla demasiado joven.

El amigo de su padre, de quién no recuerda el nombre, únicamente su apariencia; un hombre alto, castaño con un bigote rasposo y una lengua viperina, llegó a visitar a su padre; el Señor Ackerman, como de costumbre, estaba ebrio, tirado en el sofá sin cuidado.

Mikasa lo conocía, siempre le veía en casa, era amable y complaciente con la menor, le llevaba caramelos y le contaba chistes; ese día fue distinto.

El hombre le preguntó a la niña por su padre, ella le mostró su estado de inconsciencia y el sujeto lo llevó a rastras para dejarlo dormido en la habitación principal; Mikasa volvió a su habitación a continuar con la fiesta del té de su pequeña peliroja de labios de corazón color cereza, la muñeca que más cuidaba.

El hombre traía utensilios de limpieza, estaba limpiando la casa. Estaba desordenada porque la pelinegra solo tenía siete años y su padre se la vivía ebrio.

Al cabo de un rato, el hombre asoma a la habitación de la niña y le susurra:

-Ven Miki, ayúdale al tío un poco ¿si?

Ella, callada como era, obedeció y tomó la escoba para ayudarle a limpiar, al cabo de unos minutos pasando la escoba, sintió unas manos grandes tomarla por los hombros. Ella se asustó por el roce, no entendía por qué, pero eso se sentía mal, trató de alejarse, pero fue detenida por una de las manos masculinas que la tomó por la nuca, y de súbito su boca fue invadida por la lengua viscosa y desagradable del que se hizo llamar su tío.

Ella se paralizó, lo dejó hacer cuanto quiso, no podía quitarse de encima la sensación de pesadez y desánimo, unas tremendas ganas de llorar la invadieron.

El hombre no hablaba, solo la tocaba y besaba como si no le importase no ver movimiento alguno en la chiquilla. A ratos, volteaba a ver hacia la habitación donde acostó al rubio, cerciorándose de no ser descubierto en medio de su ultraje. Continuó pasando sus manos por las partes íntimas de la niña; ella estaba tan asustada, pero no lograba dominarse, su cuerpo no le respondía, quería pedirle que se detuviera, que se sentía sucia de sentir el toque lascivo en su cuerpo, pero nada salió de su boca en los intervalos en los que el sujeto la dejaba respirar.

Con calma, fue empujándola suavemente a su habitación, la escoba quedó tirada a medio camino, la metió dentro y cerró la puerta, continuó llevándola y lentamente trató de recostarla en la cama.

Ese fue el punto de quiebre en el que Mikasa temió, inclusive sin saber las verdaderas y nefastas intenciones del hombre, las lágrimas se abrieron paso por sus carrillos mientras temblaba como una hoja.