09.

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Un día le dije a mi madre que nunca llegaría a estar con una persona que no me amará, que me usará de juguete para saciar su hambre.

Le prometí a mi padre mo dejarme llevar por la pasión en una noche de borrachera, le dije a mi hermana que no tenía que estar tan preocupado por mi que yo sabía lo que hacía.

Que mi destino no era vivir en Japón, era en Corea del Sur.

Sabría como cuidarme, nadie me tocaría un pelo y surgiría, sería otra Myoui que enorgullece a su familia, una equivocación.

Si había hecho todas esas cosas pero amar, eso de entregarse a alguien no lo lograba hacer por más que se me insinuaban o porque daba la casualidad que la persona no me gustaba.

Un día mientras buscaba a mi revoltoso perro conseguí ese lugar, que me trajo millones de preguntas de las cuales quería respuesta.

El sexo un tabú en mi vida, la sexualidad en sí el tabú de mi familia y que ha pasado de generación en generación.

Siendo lo único que un Myoui tiene "prohibido" hacer antes del matrimonio.

— ¿A la habitación? —Su pregunta es algo pecaminosa, por la forma en como la comisura de sus gruesos labios se eleva en una perfecta sonrisa que alumbra esta oscura sala.

Aunque no tengamos ese amor encendido, como le dice Momo, hemos logrado entablar una amena conversación, preguntas, respuestas, sonrisas y caricias que nos llevaron a la situación en la que estamos ahora.

Mina la mojigata, Mina la recta, Mina la que nadie podía quebrantar estaba desesperada por aprender este último paso.

Tal vez estoy cometiendo un error, llegando a ser algo tan descabellado que mi madre o amigas estarán juzgando hasta el día en el que muera.

Y tendrán razón, porque no pienso retroceder, no pienso decir que no.

— ¿Puedes decirme en dónde es? —Ella se lo toma con tanta naturalidad, como si esto fuera pan comido, yo apenas y puedo mover un pie— Mina, si no quieres hacerlo solo dímelo, llevaremos esto paso a paso —Mi mano sube a mis labios y la paso lentamente por estos.

No sé si esto es una forma de provocarla o llevarla a la locura.

Cometo locuras desde que la conozco así que supongo que es eso— Claro que quiero si no no estarías aquí —Pongo la mano en la manija y abro, lo hice y lo peor del caso es que ni tiempo me dio de limpiar.

— ¿Me provocas con tus tanguitas? —La miro confundida y su brazo señala a la cama, con miedo sigo toda la extensión de su extremidad y me sonrojo.

— No, se me olvido guardar esto —La tomo entre mis manos y ella eleva una ceja, no se que esta esperando— Ya no importa —Lo lanzo al clóset, la puerta está cerrada por lo que rebota y cae en el suelo.

— Respira hondo —Le hago caso— ¿Tengo que decirte paso a paso lo que voy a hacer o prefieres que te lo haga y ya?.

Esto me tomo desprevenida, aprieto los labios pensando, me gustaría que me lo hiciera sin hablar, así las cosas serian más rápidas pero una parte oscura de mi ser me dice que me explique cada cosa.

He descubierto algo en mi.

— Dime todo lo que me harás —Sonrío y paso mis brazos a mi espalda, entrelazando mis manos detrás, calmando mis nervios y logrando que mis pechos se levanten, fue sin querer, la mirada que recibo es tan caliente que una corriente choca contra mi centro y me hace suspira con una sonrisa.

— ¿Te gusta que te digan las cosas? —Da dos pasos hacía mi y yo dos pasos atrás, como un baile, una coreografía bastante subidita de tono.

— Si...

sex education ; 𝗺𝗶𝗰𝗵𝗮𝗲𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora