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Los días arriba del Sunny eran, en una sola palabra, divertidos. Si bien todos los integrantes de la tripulación compartían y disfrutaban juntos sus comidas, cada uno tenía también sus propios asuntos, a los que les dedicaban gran parte de su tiempo.
Disfrutaba leer en compañía de Robin, compartir conocimientos médicos con Chopper y escuchar la música de Brook, le traía una paz enorme, y eso ayudaba a aligerar sus malestares.
Le encantaban los inventos de Franky y Usopp, no por lo ingeniosos o útiles que pudieran llegar a ser, sino por la expresión de asombro que Luffy ponía al verlos.
Poder mantener conversaciones profundas con Zoro y Jimbe mientras bebían una botella de sake era placentero, y admitir que la comida de Sanji era lejos la mejor que había probado en su vida, le dolió más que uno de los golpes que Nami le solía dar a Luffy, cuando este lograba sacarla de quicio, que era más seguido de lo que hubiera llegado a imaginar.
Tampoco era que estuvieran libres de problemas, la marina y otros piratas que los retaban en su camino a la última isla eran una verdadera molestia en ocasiones, pero esos momentos, en lugar de poner nervioso al capitán, le emocionaban. Y eso al cirujano, lejos de desagradarle, hacía que ese "chiquillo impertinente" le gustara más.
Luchó a su lado, codo a codo para poder seguir avanzando, y día a día, sin falta, tomaba las medicinas que Chopper preparaba para él, y a pesar de que todo era un poco más complejo cada vez, se sentía bien estar ahí, sobre todo ahora que estaban en la recta final del viaje.
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El capitán del Sunny generalmente iba sentado en la cabeza del león, y a él, le gustaba quedarse a observarle. Adoraba contemplar esa sonrisa radiante y llena de alegría, le daba fuerzas para aguantar un poco más.
Lamentablemente, hacía ya un par de días, su salud había empeorado de forma alarmante, y estar fuera de la cama le significaba un esfuerzo tremendo, un gran costo, que, sin duda, él estaba dispuesto a pagar si la recompensa era pasar tiempo con Luffy.
El dolor de su pecho no se iba a pesar de los medicamentos, y respirar se le hacía cada vez más difícil, aun así, trataba de no demostrar que no se encontraba bien.
—En tu estado actual, como mínimo, deberías descansar más —dijo Nami apoyándose en la baranda a su lado sin dejar de mirar el log pose en su muñeca.
—Estoy bien...
—No, no lo estás —contrarió Robin ganándose a su otro lado.
—¿Debo tomar esto como un ataque?
—Me gusta más la palabra "intervención" —volvió a hablar la navegante—. Law, sé que te lo hemos dicho muchas veces, pero...
—"Deberías hablar con Luffy" —completó el cirujano con un deje de cansancio en la voz y los tres permanecieron en silencio—. Aún no quiero hacerlo.
Las chicas suspiraron sintiéndose derrotadas una vez más y le miraron con algo de fastidio mezclado con tristeza.
—Eres igual de obstinado que él —dijo Robin con la vista clavada en su capitán. Y en ese mismo instante, el Luffy se giró para mirarles con sus ojos radiantes.
—¡Ya la veo! —gritó con emoción mientras se ponía de pie—, ¡Chicos, a toda velocidad! —ordenó volviendo la vista a su objetivo, y todos en el barco comenzaron a moverse para cumplir con la petición.
La alegría podía respirarse en el aire, al fin habían alcanzado el objetivo principal de su viaje, al fin verían el tesoro de Roger, al fin sabría el significado de la D y lo ocurrido durante el siglo vacío.
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HANA-HAKI
FanfictionNotas aclarativas: Los personajes utilizados en esta historia pertenecen a Eiichirō Oda. La idea original le pertenece a @Lylnex, a quien dedico este mini fic, yo solo traté de interpretar para llevarla al papel. Te amo por esto <3 Texto sin fin...