Acerca de las inseguridades de San Lang

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Xia Lian trapeaba distraídamente el suelo del Santuario Pugi.

Era aún temprano, cerca de las 10 de la mañana cuando había vuelto de Mansión Paraíso para atender a su rustica casa de leña y paja, poner ofrendas y atender a sus devotos. El sol era radiante y golpeaba los cerezos que recién habían florecido. La primavera se había adelantado de forma generosa. De forma que lo primero que hizo fue dar una vuelta por el bosque y llenar canastas con docenas de albaricoques, castañas de agua, naranjas y varios frutos silvestres.

Pero a pesar de la dicha y la promesa de un almuerzo abundante, Xia Lian estaba frustrado, incluso algo molesto con él mismo y con Hua Cheng.

No, su esposo no había hecho nada malo. No, él tampoco lo había agraviado o irrespetado. Al contrario, había pasado el fin de semana acurrucándose, paseando, amándose y jugueteando. Entonces, ¿qué era?

Solo fueron 4 palabras.

4 palabras bastaron para hacer que el corazón de Xia Lian se rompiera.

"Yo no soy digno"

Eso le había susurrado su San Lang ayer de madrugada. Xia Lian se había arrodillado entre sus piernas para darle placer. Luego de un par de meses de haber comenzado a intimar, el cultivador se animo a hacerle el amor con la boca. Y sin embargo apenas habían pasado dos minutos cuando fue suavemente detenido con una caricia en su hombro.

"Su Alteza. No haga esto por favor"

Susurro bajo, incómodo. Realmente la imagen que esperaba de tener de su rey era verlo temblando de placer, totalmente enloquecido ante aquel toque tan íntimo. Y, sin embargo, lo que tenia delante de el era a un Hua Cheng avergonzado.

"Pero yo quiero...

Lo detuvo, cargándolo mimosamente y tumbándolo en la cama de sabanas rojas. "Yo no soy digno"

No replico porque cuando su esposo se dio cuenta que iba a replicar, le devoro la boca y lo tomo sin miramientos. Le hizo al amor intensamente, más duro y apasionado de lo normal. Pero a pesar de los miles de veces que alcanzo el climax y lo mucho que le dolía la garganta de tanto gritar, Xia Lian se sentía triste.

Frustrado.

¿Qué significaba eso de digno? ¿Qué Hua Cheng era inferior a él? ¿De donde sacaba esa idea tan absurda? ¡Era quizás el fantasma mas poderoso del mundo actual! ¡Tenia tanto dinero como para despilfarrar y humillar cada otoño a las diosas con despreocupados gestos de exuberancia! ¡Era venerado, amado, temido, idolatrado por todos!

¿Y aun así no era digno? ¡Tonterías!... ¿Y de que no era digno después de todo?, ¿De su amor?, ¿De recibir placer por parte de Xia Lian?

Hua Cheng si podía darle un oral hasta hacerlo desfallecer. Tocarlo de todas las formas. Tomarlo y apretarlo contra la calma hasta hacerlo quedar satisfecho y tembloroso. Pero, ¿Xia Lian no podía satisfacerle a él? Por que no era digno de recibir amor.

"Fantasma tonto" Gruño puliendo ahora durísimo la mesa roída hasta lustrarla.

Siempre era lo mismo. Hua Cheng siempre estaba allí para amarlo y cumplir cualquier capricho. Manso y dispuesto a todo. Xia Lian nunca había abusado de esa amabilidad, porque sabía que si le llegase a pedir a su esposo que le trajese la luna, este en unas dos horas idearía como hacerlo, iría, volvería y se la entregaría con forma de anillo y una sonrisa amorosa.

Cual escultor, todas las noches trabajaba su cuerpo con pasión, atento al más mínimo detalle. Cada expresión, cada centimetro de piel sensible. Hua Cheng sabia donde le gustaba y donde no tocar. Como y donde morder y cuando hacerlo con suficiente fuerza para hacerlo brincar al orgasmo.

Acerca del Amor : Oneshots HuaLian 💞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora