Al escuchar un enorme ruido, jack hizo un gesto de molestia, levantó la mirada y se preguntó por enésima vez qué lo poseyó para contratar a ese torpe, desagradable, irritable, molesto, inmaduro y poco experimentado asistente.
Respiró profundamente para calmar su irritación y alzó la voz para preguntar—: ¿Estás bien, Horacio?
—Sí —respondió una voz distorsionada. Incluso a distancia, jack podía notar que el chico estaba irritado y molesto.
—¿Qué ocurrió esta vez? —preguntó, Gustabo trató de contener la risa desde el taburete en el que se encontraba mientras observaba cómo jack preparaba todo para la sesión fotográfica.
—No se ha roto nada —respondió, con la voz a la defensiva.
—Quiero que todo esté limpio antes de que llegue ahí —le ordenó jack antes de murmurar—, así me salvarás de sufrir un ataque al corazón; La respuesta fue indescifrable, pero el tono resentido era claro.
—¿Por qué tengo que soportar esto? —suspiró jack.
—¿Por qué lo haras? —preguntó Gustabo en un tono divertido. Estaba seguro de saber la respuesta, después de todo, el inútil asistente era el hombre más bello que Jack había contratado. Al parecer sus asistentes nunca duraban mucho, pero Gustabo estaba seguro de que todos ellos tenían otras «habilidades» además de la fotografía.
—Era el mejor de todos los que se presentaron después de que Ivanov se marchara —gruñó jack, enfocando su mirada en la lente de la cámara.
La sesión de hoy era de objetos inanimados, pero jack había logrado sorprender a gustabo; actualmente no había mejor fotógrafo en Los Santos que Jack Conway, podía hacer del objeto más simple algo atractivo y exquisito.
Le tomó mucho tiempo e influencia de su amistad a Gustabo para que pudiera convencer a Jack de que fotografiara su catálogo. jack tenía la nacionalidad americana, el y sus padres habían vivido por todo el mundo antes que él decidiera, ya siendo adulto, instalarse en America.
Sin embargo cuando uno de sus trabajos fue tomado por la Corte Suprema de América como un ejemplo de indecencia, siendo más tarde desestimado al catalogarse como libertad de expresión, se sintió más cómodo trabajando en Los Santos.
Le gustaba decir que, aunque la Corte Suprema hubiera estado de su lado, los Estados Unidos era un país muy joven para apreciar lo erótico. Preferían los sentimientos a la belleza, calendarios cursis con pequeñas cabañas cubiertas de hiedras y floreros rebosantes o incluso peor, bebés con disfraces de animales, eran todo lo que algunos americanos se merecían, según Jack.
Fue recibido con los brazos abiertos en Los Santos, el muy publicitado caso de la Corte lo había convertido en una celebridad instantánea. Aunque odiaba ser tan reconocido, apreciaba el hecho de que atraía la atención de coleccionistas, como era el caso de Gustabo.
Trabajaba casi exclusivamente en el área de su interés y creaba bellas representaciones eróticas, podía fotografiar un desnudo con toda la delicadeza de una extraña orquídea y usar el mismo modelo para producir una imagen con un poder sexual gráfico tan intenso que incluso hacía dudar a las mentes de los hombres que jamás consideraron un cuerpo masculino como algo sexualmente atractivo. Cosa que divertía a Jack muchísimo.
Gustabo García era un empresario de juguetes eróticos de alta calidad y un admirador del arte; también era buen conocedor de lo erótico. Había comprado varias piezas del trabajo de Jack Conway y gracias a su ingenio había logrado conocer al artista durante una exposición en una galería, reconociendo sus intereses mutuos, pronto se hicieron amigos. A Gustabo no le apenaba acosar a Jack para que fotografiara varios de sus artículos para la venta y cuando notó los resultados, continuó presionando al artista hasta que este aceptó fotografiar su catálogo entero.
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UNA MANO FUERTE
أدب الهواةHoracio Perez necesita dinero para la universidad, así que acepta trabajar como el asistente del infame fotógrafo jack conway Solo le tomarán fotografías, ¿correcto? Incorrecto. Aunque horacio nunca se preguntó qué clase de hombre es o lo que desea...