Sokovia iba a dar una vuelta. El suelo mismo tembló y fue arrancado de la Tierra que se conectaba. El temblor permaneció en el suelo mientras la ciudad se elevaba por los aires. Los robots volaron por encima, matando a cualquiera a la vista. Los Vengadores estaban aquí, los malditos Vengadores .
Esta situación fue una pesadilla. Se suponía que no debías estar en Sokovia. Esto solo estaba destinado a ser un retraso de un día en el pequeño país. Pero todos los vuelos que salían de Sokovia habían sido suspendidos. Entonces comenzó la evacuación. Tus amigos te habían dejado, casi como si les pasara algo. Como si otro poder los estuviera obligando a irse. El poder te extrañó y te olvidó. Te dejaron morir.
Te agachaste detrás de un vehículo volcado, con el pecho agitado. Levantó la cabeza. Cien metros más adelante había varios robots Ultron. Peinaron las calles en busca de su próxima víctima. Nunca habías visto nada parecido. Estarías más impresionada si los bots no estuvieran tratando de matarte.
En algún lugar del otro lado de la ciudad había un helicóptero. Lo habías visto cuando llegó. Todo lo que tenías que hacer era llegar. Quiso la suerte que una figura se enfrentara a los robots. Tenían el pelo rojo y empuñaban bastones eléctricos. La viuda negra.
Aprovechó eso como su oportunidad y corrió hacia el edificio al otro lado de la calle. Tu pecho ardía con cada paso. Llegaste al edificio, con suerte sin que te vieran. Los robots estaban ocupados con la Viuda Negra. Podrías atravesar los edificios hasta llegar al helicóptero.
Había huellas en el edificio. No estabas solo. Algo estaba aquí. Empezaste a dar vueltas pero una mano se cerró alrededor de tu boca. Tu corazón saltó en tu pecho. Intentaste liberarte del agarre, pero el agresor te acercó a su pecho. Estabas inmovilizado.
El agresor habló, diciendo algo en un idioma que no entendías. Hizo poco para calmar tus nervios. Te sacudiste los hombros de nuevo y finalmente te liberaste.
"Oye, oye. Está bien." El hombre dijo, en inglés esta vez.
Tus ojos se encontraron con los suyos por primera vez. Por alguna razón esperabas orbes rojos. Pero te encontraste con los ojos de un hombre que estaba tan asustado como tú. Al darte cuenta de que era amigable, trataste de calmarte. Tu corazón seguía latiendo a ciento cincuenta kilómetros por hora.
"¿Estás herida?" Preguntó. Niegas con la cabeza.
Su acento era fuerte, probablemente local. Te tomaste un momento para estudiarlo. La ceniza y la sangre lo cubrieron de la cabeza a los pies. Manchó el pesado equipo táctico que llevaba. Viste un parche con la bandera de Sokovia en su hombro. En el otro hombro, había una insignia. Lo más probable es que represente al Capitán o Coronel. Su cabello castaño le colgaba levemente en la cara. Llevaba un rifle a la espalda. También había una espada fijada a su cadera. Qué extraña elección de armas.
El soldado se acercó un paso más a ti. "¿Cuál es tu nombre?"
Apenas logras soltarlo. No habías hablado con nadie desde que evacuaron el lugar. Las lágrimas aún te manchaban la cara. Probablemente te veías como un desastre, pero había sido un día increíble.
"Soy T/N " Hizo una pausa. Su tono se suavizó, corrigiendo el rumbo. "Puedes llamarme Helmut. ¿Cómo te quedaste atrapada aquí? " Helmut logró mantener su voz apenas por encima de un susurro. Todavía había amenazas afuera.
"Tuve mala suerte. Estaba intentando llegar al helicóptero. ¿Sabes donde está?"
El asintió. "Está en el lado norte de la ciudad. Te ayudaré a llegar allí, cariño ".
"¿Y-lo harás? ¿Por qué? No soy Sokoviana ". Probablemente debería haber mantenido la boca cerrada. Pero era cierto. Era un soldado de Sokoviano. Probablemente primero querría salvar a su propia gente.
