Capítulo 1: 𝗔𝗽𝗼𝗰𝗮𝗹𝗶𝗽𝘀𝗶𝘀.

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¡Vamos, Kenny! Ábrelo.—Decía mi abuela aún alegre por haberme dado un regalo, como dice ella, claro.

Sentía que no me merecía tal obsequio de sus amables manos quienes me la entregaron, pero sabía que lo aceptaba con el fin de hacer sentir bien a mi abuela.

Tal vez debí hacerle un regalo adelantado.

Sin más remedio, decido abrirla con algo de cuidado para no hacer mucho desastre, me senté en el sillón por la orden de mi abuela para cuando viera mi regalo más cómodo.

Al terminar de abrirlo, me sorprendió ver en el interior de la caja una gorra color beige, sólo que tenía una letra cosida en la parte delantera.

Cosí la letra K por tu nombre inicial.— Empieza a decir mi abuelita, sintiendo sus brazos alrededor de mi cuerpo, abrazándome. —Quiero que al menos tengas un pequeño recuerdo de tu antigua familia, de tu madre.

Yo... no sé que decir.— Respondí sincero, porque realmente me había quedado sin palabras para definir el como me sentía, y honestamente la melancolía había llegado justo cuando empiezo a recordar los momentos felices que tuve con mis padres y con mi hermana. Los extrañaba, y mucho. —Gracias, abuela.

—¡Vamos!—. Me asusté un poco al ya no sentir sus brazos, para después señalar con algo de alegría la gorra que aún tenía en mano. —Póntelo, quiero ver cómo te queda.

Al final me sonríe, correspondí su sonrisa algo cohibido, para mirar ahora con felicidad lo que mi abuela me había regalado. Finalmente, me la puse, tapando parte de mi cabello negro. Era una suerte que no molestaba con los lentes que tenía puestos.

Observé a mi abuela que me miraba aún sonriente, de repente un flash me había tomado de imprevisto.

¡Te queda realmente genial, Kenny! Realmente tienes la apariencia de tu madre.

¿Está bien que tenga su sombrero...?

¡Por supuesto! Ya lo dije antes, Kenny, quiero que lo tengas. Es tu regalo.

No pude argumentar ante eso, es cierto que ella veía en mí como si fuese su hijo, y estaba conciente que ella aún estaba triste por la partida de mi madre, y la gorra era el único recuerdo que ella mantuvo con vida desde que tengo memoria.

Sin haberlo pensado, contesto con decisión hacia mi abuela, mirándola fijamente. —Jamás me quitaré la gorra. Aunque lo haré con algunas excepciones.

Veo que ella ríe levemente, negando con la cabeza. —No sabes cuán orgullosa estoy de tí, Kenny.

No pude evitar sonreírle un poco, decidiendo abrazarla como muestra de mi cariño hacia ella. Era cierto que no solía hablar mucho con lo que pasó en el pasado, pero al menos aprendí que no es tan malo estar acompañado con alguien que de verdad se preocupa por ti.

(...)

Cuando la noche se presentó en todo el mundo. Todo estaba realmente tranquilo en la Ciudad de Atlanta.

Grace y Kenny se encontraban jugando ajedrez en la sala, mientras tenían la televisión prendida con el único motivo de entretenerse para olvidar el estrés y del pasado.

—¿Cómo es que sigues ganándome, Kenny?

Pregunta con notable sorpresa su abuela, sin borrar su característica sonrisa al ver a su nieto concentrado en el juego.

—Honestamente, no tengo idea, abuela.

Ambos sonrieron despreocupadamente, sin saber que muy pronto, esa tranquilidad jamás la volverían a recuperar. Kenny estaba feliz de tener al único pariente que permanencía a su lado.

𝖪𝖤𝖭𝖭𝖸 | 𝗧𝗛𝗘 𝗪𝗔𝗟𝗞𝗜𝗡𝗚 𝗗𝗘𝗔𝗗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora